Hubo una espina que se incrustó en mi corazón rojirri tan profunda, que salir le ha costado una década. Una "pilísima" de días para que nos entendamos, convertidos en miles de noches dándole vueltas a la cabeza por lo sufrido aquel maldito 25-J, y algunas que otras tardes siguiendo a un equipo de fútbol incluso en campos de tierra, perdido, sin rumbo, desamparado y a la deriva... pero ahí hemos estado, siempre. Hicieron falta diez años para que esa espina, que me hirió de muerte como a tantos granadinistas, saliese de los enrevesados pliegues en los que se convirtió la herida y se astilló bajo la piel. Y no fue para menos. Mi Granada C.F., aquel que parece que ahora tan solo lo seguimos porque ha subido a segunda, o porque somos "los que nos liamos de copas en el Molinero", encaraba la liguilla de ascenso con muchas posibilidades de lograrlo por fin, después de haber practicado un fútbol precioso a la vez que certero, en una temporada de lujo en la que acabamos en primera posición tras los 38 partidos de la liga regular de Segunda B. Nuestros números asustaban a rivales como por ejemplo un Cádiz que acabó la temporada en la décimo segunda posición y a casi 30 puntos de nuestro histórico y glorioso Granada Club de Fútbol...
CLASIFICACIÓN (TEMPORADA 1999/00) 2ª DIV. B (Grupo IV)
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Y después de jugarnos los cuartos con el Mensajero, el Burgos y el Murcia, lo teníamos ahí... al alcance de la mano. Solo nos faltaba un empate en casa, tras el triunfo conseguido en tierras pimentoneras y el cual nos daba todas las papeletas para subir de nuevo a la Segunda División. La semana se presentaba intensa en nuestra ciudad, y quien era el valiente y el inconsciente que faltaba a su cita con su equipo en un casi que recién estrenado Estadio Municipal Nuevo Los Carmenes, inaugurado hacía apenas cinco años, y que se quedo pequeño. Yo recuerdo que tenía unos días de descanso por aquellas fechas, los mismos que aprovechaba para jugar en las inmediaciones del estadio con mis hijos a la pelota, pues vivía justo en frente de las puertas de acceso al fondo Norte. Por aquellos entonces, mi hijo mayor tenía 6 años (cumpliría 7 en el mes de Julio) y un pequeñajo con apenas 4 años recién soplados un 22 de enero. Y disfrutaba de lo lindo lanzandoles la pelota de plástico, regateandolos tan cerquita que se enredaban en mis piernas hasta tirarme al suelo. Y sobre todo, el escuchar sus risas que retumbaban entre el Estadio y el Palacio de Deportes....
Y lo que pasa, conoces a gente del club, pasas por la puerta y te cuelas a ver el entrenamiento. Esto ya lo hacía con cierta frecuencia siendo entrenador del Granada un joven Lucas Alcaraz, que años antes había sido el mío en mi época de infantil y juvenil. Y esa mañana, jamás la olvidaré. Fue un viernes día 23 de junio de el año dos mil, aquel en el que decían que los relojes se pararían y los ordenadores se irían todos al carajo, incluyendo como no, a los que manejaban los misiles intercontinentales cargados de cabezas nucleares... (killo tu tienes el windows 2000??... pues cambiate, pero ya!!!... es que me han dicho que el windows 98 se te parará el 31 de diciembre de 1999 a las 23:59, ... jajajajaja)
Total, que allí nos encontramos porque tuvo que ser así. Los tres a pie de cesped, vestidos de rojiblancos y con una pelota de plastico que hacía las delicias de mis hijos, un viernes de rondos, de juegos de pelota y ejercicios en el pequeño gimnasio ubicado en las instalaciones del Nuevo Los Carmenes. Un padre rojirri con sus dos hijos rojirris, y pese a la expectación, y de la gran afluencia que tuvo el partidillo del día anterior, que en esos años se disputaba los jueves, en la mañana del viernes estábamos poco más que los jugadores, el cuerpo técnico, los utilleros, algún fisio, y un par de incondicionales parados y/o jubilados... y nadie más...
Plantilla 1999-2000: Notario, Pindado, Santi, Arturo, Cervián, Nandi, Garrido, Pascual, Raúl, Manolo Herrero, Torres, Cantos, Capi, Méndez, Manolo, Navarro, Pedro Vega, José, Ismael, Santaella, Amoako, Jubera, Tabuenka, Carlos Moya, Huegún, Paco García, De Maria, Nacho Azcona y Oscar.
Mi hijo disfruto de lo lindo, recibiendo los pases de Carlos Moya, Tabuenka o Jubera, las carantoñas de Santi, Torres y el bueno de José, el cariño inmenso de un niño como lo fue Capi, o las bromas de Ismael, Notario o Pindado. Y claro, ya que estás viviendo el momento, intuyendo que algo histórico estaba a punto de suceder (maldita la hora en la que la mente se adelanta a los acontecimientos) se me ocurrió pedirles un autógrafo a todos y cada uno de los que esa mañana estaban entrenando, incluido un viejuno de apellido Mesones y por nombre el de su Alteza Real... no para mi, sino para mis hijos. Incluso le firmaron la camiseta, la cual guarda como un tesoro...
(Autógrafos de Torres y de Jose)
Y aquí os los traigo... a este blog, que es tan rojirri como lo es mi sangre, y que es tan de Granada como lo es mi equipo de fútbol... lo del día 25 de junio ya no cabe en mi mente... prefiero quedarme con la mañana del 23 de ese mismo mes, en la que vi la sonrisa y la ilusión de mis hijos entre tantos futbolistas que nos dieron una temporada con la que soñar y que la mala fortuna o el destino se encargo de tirar por tierra todos nuestros sueños y anhelos. Prefiero recordar el olor de la hierba mojada, el zigzagueo de los balones al rededor de mi hijo, el color verde de una esperanza que se vio dos días después truncada. Prefiero recordar las risas de mis hijos en brazos de estos jugadores que las lágrimas por las que llegue a prometer que jamás volvería a pisar el Nuevo Los Carmenes (promesa que no fui capaz de cumplir)...
Autógrafos de Nandy, Oscar, Capi, Ismael y Santaella
Y es que prefiero compartir los momentos tan buenos que vivimos esa mañana de un 23 de junio de el año 2000, con todos ustedes... porque ya se encargo la tarde del 23 de mayo del 2010 de quitarme una espina clavada con mucha mala leche, mas que nada, porque las lagrimas que se derramaron sobre el cemento del fondo norte, no fueron las mías, sino las de un chaval de 6 años, que no se las merecía y de las que no me quiero ni acordar... mi impotencia y mi sorpresa siquiera dieron lugar a que se me saltaran las mías. Pero al volver la mirada, totalmente incrédulo hacia mi padre cuando el arbitro pitó el final del partido, me crucé con unos ojos chisposos, llenitos de lagrimas que no supe empapar y que no tenían fin ni fondo... y esas lagrimas no se las merecía el... después de lo vivido un par de días antes. El 23 de mayo de 2010 lloré yo, y es que me acorde... de las lagrimas de mi hijo, Francisco José...
Autógrafos de Notario, Mendez y Navarro...
Autógrafos de Pascual y Pindado...
Autógrafos de Manolo, Carlos Moya y Huegun
Autógrafos de Felipe Mesones, Santi y Garrido
Autógrafos de Pedro Vega, Paco García y Cantos..
y en el siguiente, Tabuenka y Jubera...
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