Los que se meten bajo la oscuridad del faldon

domingo, 16 de enero de 2011

Se que soy de Ti... porqué te he sentido...

Se que soy de Ti, porque así lo he sentido desde siempre. Porque he dibujado tus contornos y tus perfiles, en la penumbra de mis soledades. Porque he sentido tu respirar, tan profundo que se mezcló con el mío para danzar al mismo compás. Porque noté tu poderosa presencia con la más mínima brisa que rozó mi cara en cualquier atardecer. Porque sentí tus manos atadas y el hormigueo que se extendía hasta las puntas de tus dedos debido a la presión de las ataduras. Porque lo se, y no me preguntes el porqué, pues no tendría ni encontraría jamás una explicación razonable. Ayer volviste a mi vida por unos instantes, que fueron mágicos y esclarecedores en muchos sentidos. Me diste fuerzas, me iluminaste el alma entre tanta oscuridad y se me estremeció el corazón. Mis pupilas se humedecieron por momentos y aguanté el tipo como buenamente pude. Te volví a ver cuando menos lo esperaba. Apareciste sin buscarte cuando quizás más falta me hacías. Siempre lo estás, yo ya de eso no dudo. Pero ayer al caer la tarde, cuando los cielos se tornaban morados como tu túnica nazarena y la Alhambra se perfilaba majestuosa, te mostraste negro sobre blanco, y de fondo, ese cielo azul claroscuro de esta Granada que es preciosa la mires por donde la mires, y que es tan profunda como lo son los mares profundos y de un intenso azul. La luna, esa que no existe para mi, porque simplemente creo que hay cosas más importantes, se asomaba lentamente por encima de los tejados y un tanto envidiosa intentaba parar su inexorable movimiento alrededor de la tierra, por querer vivir el momento que yo ayer viví intensamente. Y no pudo...

Gracias Señor, porque se que eres el que eres, y que siempre estarás conmigo. Vaya donde vaya, y esté donde esté. Se que soy de Ti, por detalles como el de ayer por la tarde. Apareciste de nuevo en mi vida, para dejarme una vez más sin palabras, pero dándome a la vez muchos motivos para no desfallecer en el intento de seguir recorriendo caminos, que siempre terminan llevándome a Ti, haciéndolo de tantas y de tan curiosas maneras. La tarde se marchó lentamente, como caen las hojas de una buganvilla al caer el relente de nuestras noches frías y cerradas, donde la escarcha puede y vence muchas veces a nuestros corazones calientes. Gracias, por ser mi 3,1416... mi imagen mil y una veces presente en tantas y tantas tardes como la de ayer... no te esperaba, eso lo digo aquí y en sebastopol. Ayer no te esperaba, seguramente porque buscaba soledad, y sin embargo viniste a mi una vez más. No se que buscas de mi, ni que quieres que yo más sepa de mi amor por ti, y de mi necesidad de saber que estás ahí, siempre con tu pie adelantado.

Tan solo darte las gracias mil veces impares, por pertenecer a esa constelación de devociones calladas y silentes que llevo encerradas y guardadas bajo llave y con el lema de siempre ("ÁHYH ASHR ÁHYH" (Soy el que Soy)..., ya que pocas personas saben de mi querencia hacia Ti, Señor que acunas tanto poder y tanta bondad. Se simplemente que fui, soy y seré siempre de Ti. Y que ayer me sorprendiste una vez más. Y llegaste desde la distancia, cuando ni siquiera te esperaba, al amparo de un café caliente y de una tarde fresquita. En pleno arrabal halconero, donde los tejados ocres y verdes de musgo ancestral, se mezclan con la blanca claridad de sus fachadas y con la música de fondo de los lamentos del agua que se reflejaban en las risas de los chiquillos que jugueteaban junto a la fuente. Testigos mudos fueron los rojos geranios y los balcones que nos dejan vistas inmortales a la fortaleza roja y nazarí. Solo darte las gracias por estar ahí, cuando más te necesito...

No me abandones, jamás... y que pena me da, el quererte como te quiero sin haberte visto nunca en tu Iglesia, ni haber rezado ante tu altar, ni arrodillarme a tus plantas, mientras mi mirada gacha se clava en la leyenda de tu poderosa peana. "Yo Soy"... y bien que lo eres... y por eso que lo se, no me quedará mas remedio que ir a verte, en cuanto tenga ocasión... eso será una de mis intenciones para este año impar, que comienza dando volteretas y que no se aun muy bien que me deparará... aquí estoy Señor... y seguiré estando siempre... a lo que Tu me mandes... porque se de antemano que no podrá ser jamás, en una tarde de Lunes Santo...



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Foto cedida por Victor Ovies, de su web www.granadaphoto.com

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