Los que se meten bajo la oscuridad del faldon

lunes, 27 de diciembre de 2010

El último lunes del año...

El último lunes del año. Han sido tantos y tantas mañanas añorándote y deseando estar a tu vera siempre, que este tiene si cabe mayor importancia. No es un lunes cualquiera. Es el último lunes del año, y con el intento hacer balance de todo lo acontecido en este dos mil diez, tanto de lo malo como lo bueno, porque siempre hay de todo un poco. Si no, que insulsa sería la vida, y que tristes seríamos los seres humanos si todo siempre nos saliese bien. Este lunes, es un lunes más para agradecerte siempre todo cuanto me ha pasado en este año que ya se nos escapa. Este lunes, es un lunes más para intentar perderme en los caracoles de tu pelo al llegar a las orejas. Este lunes, es un lunes más para intentar como cada mañana, sentarme a tu lado y decirte cositas tan bajitas y susurradas, que tan solo Tu puedes escucharlas. Y este lunes, es un lunes más para seguir admirando tu carita divina y golpeada, tu amoratada mejilla, tus manos entrelazadas y cautivas, y tu pie, siempre adelantado el izquierdo, como debe de ser...

Es un lunes más, con el que se despiertan mis sentimientos más arraigados desde que entraras de lleno en mi alma, con la fuerza justa que le hacen falta a estas cosas y hace ya tanto tiempo, que prefiero no recordarlo. Se que por alguna extraña razón, siempre estuviste ahí. Y es un lunes más con el que se despide casi ya, un año que nos dejó una estación de penitencia incumplida por las calles, pero sentida y cumplida en el corazón. Aun noto mis pies fríos, mojados por la lluvia traicionera que nos cogió camino de la carrera oficial. Puentezuelas, esquina con Recogidas. Allí se encontraba la Cruz de Guía, y a unos pocos metros me encontraba yo, mientras los más pequeños del cortejo se intentaban guarecer del pequeño aguacero en una zapatería. El cortejo quieto, parado y bien ordenado. Y no nos quedó otra que volver sobre nuestros propios pasos hacía Tu morada Santa, la bendita Magdalena. El frío de las calles mojadas y el agua gélida acumulada en los cauchiles serán los recuerdos que guarde yo de ese lunes santo partido por la mitad y en el que no te vi en ningún momento pisar la calle. Y siempre los llevaré conmigo...

Hoy es un otro lunes más, O no!!!... Porque es el último lunes del año. Y no me puedo permitir empezar este día, sin decirte que te quiero. Gritar a los cuatro vientos que Tu eres Dios, y que en la Magdalena resides. Que tu eres Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Que te pido perdón por tantas cosas que habré hecho mal desde el primer lunes del año hasta este, y que te doy las gracias si de alguna de ellas, logré o saqué algo de bueno. Y que los lunes sin Ti, no serían lunes, ni serian nada...

Rescata mi alma, Señor... y aquí me tienes. Siempre a lo que Tu mandes... y esperando de nuevo, otros lunes que me lleven siempre a Ti... ya los estoy deseando...

Pd: y acuérdate de lo que tengo en casa, que pidiéndotelo a Ti, se que no le va a faltar...

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Foto cedida por Victor Ovies, de su web www.granadaphoto.com

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