Los que se meten bajo la oscuridad del faldon

martes, 26 de abril de 2011

La noche más bonita de mi vida costalera... Primera Parte


Apenas han pasado unas horas de mi estreno de arpillera jamás soñada, como costalero bajo el impar número de nueve palos en la Santa Cena, y después de dormir cuanto se ha podido intentando aliviar el cúmulo de sensaciones que aun martillean mis sentidos y las cuales ya irán apareciendo bajo esta oscuridad, me doy cuenta de que todo pasa tan deprisa como siempre, que la vida continua implacable e inexorablemente su camino repleto de horas, unas buenas y otras malas, muy malas. Hago de tripas corazón e intento quedarme con las buenas, con las de la tarde de ayer y así de ese modo y estando cabilando... de pronto, me doy cuenta de otra cosa... uff, buf y agh... hoy es Lunes... con mayúsculas...


Es lunes y me encantan los lunes. Pero este es especial. No es un lunes cualquiera. Es Lunes Santo... y el Señor que guía mis pasos, el Señor al que todas las calles me conducen a El, el Señor que a un barrio le da la "gracia" y le pone nombre, ese Señor, impresionante madera tallada por alguno de los Mora y que aun hoy día respira y sigue adelantando su pie izquierdo para avanzar por todos nosotros hacia una muerte segura, ese mimo, hoy saldrá de la Magdalena para seguir rescatando nuestras almas, y de paso, dejarnos marcado el corazón con un hierro incasdescente y forjado por los hombres buenos de verdad, y su leyenda en donde se puede leer... "áhyh ashr áhyh"... Soy quien Soy... Soy el que Soy... Yo soy Yo... y no hay más...


La sobremesa se hace corta, pero intensa. Y aunque se perfectamente que en mi casa reina una Reina Zaidinera, de azul cielo y negro crespón en mi corazón, y que siempre ha sido y será "santo y seña" de mi hogar, hoy la cosa revienta los sentidos por los aledaños de las callejuelas de la Magdalena. El ajetreo de una casa en semana santa, es distinto y se agradece. Los cambios en la rutina de todos los días dan paso a que la mente despierte o se mantenga alerta, pero de maneras distintas. Y entonces, de pronto te paras y contemplas detalles que no pasan desapercibidos y que serán guardados en esa parte de la memoria formateada y destinada para aquellos recuerdos sellados con el marchamo de "pellizcos". La tabla de planchar en el salón me flashea y un costal burdeos de roja sangre sentenciada a muerte hace ya años en el Darro más cofrade y más ilusionante, que hoy servirá para que la sangre de mi sangre se adentre bajo la oscuridad de un faldón que da sentido a muchas cosas en mi vida, y cuando digo a muchas, se bien lo que me digo... pues esa tabla de planchar, y eso costal burdeos que me trasporta a Carreras del Darro sentenciadas y maravillosas por unos momentos, no me deja ver más allá de lo que ha sido la cuaresma compartiendo ensayos con mi hijo, para poder "rescatarlo poco a poco", como han de hacerse siempre las cosas. Y mi cuerpo se estremece, y mi corazón se aprieta. Tengo la gran suerte de tener un hijo que no merezco... y que encima es "costalero"... y esta tarde, lo será de El Señor... con todas las letras impares, y seremos tres, El Padre, mi hijo, y su padre... el que os escribe con el alma hoy en un puño y los ojitos cerrados...


Intento seguir como si nada, sin dejar de mirar el costal recién planchado y dejando que el día siga sus normales cauces, mientras comento con mi familia alguna de las chicotás y vivencias del Domingo de Ramos que viví con tanta intensidad y que me dejó tantas y tantas cosas que ya os las iré contando poco a poco desde este rincón. Mi hijo, que recién duchado baja y se sienta a la mesa, me atiende y sus ojos brillan. Su mirada hoy es especial, y su fondo es más puro que nunca mientras me comenta lo que también a ellos les deparó la jornada, a el y a su hermano, los cuales estuvieron "viendo las procesiones" desde que yo los dejara en las Puertas del Perpetuo Socorro, para ver ponerse en la calle a la primera Cruz de Guía de nuestra semana santa. Después, me los volví a encontrar en la Plaza de Santo Domingo, y pudimos los tres (¡¡¡que numero más bonito, por Dios!!!) ver la salida del Misterio de los Misterios, antes de que yo buscara las calles que me llevasen al estreno costalero de blanco saten del que ya he dejado pincelada en este blog. Me siguieron contando que hicieron después de mi marcha, todo lo que vieron, como y de que maneras, y esas son las cositas que mientras almorzamos me hacen sentirme padre, ni el más bueno, ni el más malo. Simplemente "padre", con minúsculas, siempre con minúsculas...


Son ya más de las tres de la tarde y entre platos de pasta, algo de conversación, pan, vino, mesa y mantel, se nos va la sobremesa. Y entonces llega la parte ritual, en la que en la más absoluta intimidad, uno se viste de costalero, hoy del Señor. Yo en mi cuarto, y él en el suyo. Apenas unos metros nos separan. Esa mirada que cruzo un momento con la madre que lo parió y que es fugaz y tremendamente cargada de sentimientos encontrados, hace estremecer una vez más mi corazón. Su madre, desde la puerta lo mira con ojos de madre enamorada, mientras a mi se me escapan suspiros que intento contener para que mis ojos no se humedezcan aun... me queda mucha tarde, mucha noche, y mucha vida por delante, como para empezar ya con lagrimitas y pucheros...


Baja las escaleras, alocado y como siempre, haciendo más ruido del que se debe, pero dejando su sello característico de un chaval que va para hombre y que cuando está se nota, y que cuando no está, también. Ataviado con su pantalón negro, sus zapatillas negras y un polo rojo escarlata (o rojo rescate) que en su día ya fue sudado bajo el paso del Señor por este que os escribe, se planta en medio del salón. Mi costal burdeos, ya planchado y reliado con su morcilla rojiblanca y su faja negra, bajo el brazo. Su medalla, esa misma que le entregaran la noche del sábado de pasión, al cuello. La sudadera en los hombros. Su carita recién afeitada, y que muestra ya maneras del hombre que empieza a ser, recibe los besos de su madre, y los de su hermano... el trote de su corazón se acompasa o me da la impresión de que lo intenta someter y dominar, pero no puede, y atesora esos momentos que yo jamás sabré, porque son suyos. Y aunque yo pueda intuir o captar, siempre habrá cosas que no sabré, ni tendré los porqués necesarios. Eso ya es parte de su vida. Pero si os puedo decir, que mi corazón, el mío, latirá esta noche al compás de el suyo... en la medida que mis trabajos coincidan con los de él...


- "Nos vamos, nene??... Vamos a por el Señor??"... le pregunto mientras miro a sus ojos, que dicen tantas y tantas cosas esta tarde... y ya se la contestación. No le ha hecho falta siquiera abrir los labios ni musitar palabra alguna. El beso a su madre y a su hermano lo dice todo. Su nerviosismo y sus ganas hacen el resto... sale a la calle y mira al cielo. Y entonces sé, que a la calle nos vamos dos hombres, dos tíos de casta y poder, dos costaleros del Señor... uno "rescatao" hace ya tiempo, y otro que aun no lo es... pero se perfectamente, que volveré con un "rescatao" más esta noche a mi casa... porque en el fondo, "siempre fue de El"... y eso es algo que cuando llega, se sabe... así na más... y por eso Señor, te doy las gracias por lo que iba a ser a partir de ese momento..."la noche más bonita de mi vida costalera"...


Áhyh Ashr Áhyh... "cuan grande eres, Rescate... cuan grande eres"....


Pd: Gracias a la madre que lo parió costalero, y que le dió la vida, porque sin ella, esta entrada jamás hubiese sido posible... ni tampoco hubiesen sido posibles las noches de cuaresma con el bajo la parihuela. Ni lo que estaba por llegar la tarde-noche del Lunes Santo de 2011...

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Foto cedida por Victor Ovies, de su web www.granadaphoto.com

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