Los que se meten bajo la oscuridad del faldon

lunes, 17 de octubre de 2011

Tras Tus Pasos...

Tras Tus Pasos, Señor... siempre hemos ido tras tus pasos... de unas maneras o de otras y en todos los sentidos. Yo yo no iba a ser menos, y me explico. Muchos sabrán ya a estas alturas, de mi afición costalera, nacida desde la misma fe, y por y para Ella. Pero no tantos sabrán de mis andanzas "tras los pasos" del Señor, y no debajo de El. 

Y no. No es que yo lo siguiese literalmente hablando... ¿¿O sí??... Pero yo si me puedo llevar a gala, y compartir con ustedes, lectores de este humilde rincón cofrade y personal, que hubo un tiempo en el que seguí los pasos del Rabí. Y lo seguí a pies juntillas. Porque yo no he sido un seguidor suyo cualquiera. Yo no lo vi llegar al mundo. No fui yo quien lo adorase en aquel establo al lado de pastores y pastoras. Ni siquiera lo acompañé en su periplo por tierras palestinas. Tampoco anduve detrás de El, por caminos de tierra que levantasen polvaredas como uno más de sus muchos seguidores, de los que solo recordamos con el paso de los siglos, apenas el nombre de una veintena. No me senté a contemplar nunca, un atardecer judaico y mesiánico a la vera del más bendito. Nunca lo vi sonreír con segura y amplia muesca de felicidad con cada amanecer. Pero también he de decir que me ahorré las muchas veces que seguramente lo hubiese visto llorar al caer las noches oscuras y frías. No escuché jamás directamente de sus labios la palabra del Padre, y tampoco compartí con El, ni el pan, ni el vino, ni los peces, ni las chanzas y bromas a la hora del almuerzo o de la cena. No vi ninguno de los milagros que obró el Maestro. Ni me bauticé junto a El en el Jordán de Juan el Bautista. Tampoco me lavé los pies con agua de la misma zafa. Ni lo pude acompañar en su peregrinar, por donde fue dejando maravillosas perlas de su humanidad, sencillez y sabiduría en el periplo que duró su apostolado. No pude estar cerca de El cuando lo prendieron, ni siquiera cuando fue injustamente ajusticiado. No lo hice, y todo eso que me evité...


Seguramente por todo ello, por todas estas cosas, creo que un día me hice costalero. Pero tampoco quiero olvidarme de ninguna de las noches que pase "Tras Tus Pasos", Señor... siempre tras tus pasos, contemplando tu espalda poderosa, tus hechuras divinas, y los misterios que le daban forma a tu "passion" para que de manera gráfica el pueblo entendiese tu tormento, tu amargura, tu destino, y el de todos nosotros. Todos tenemos un pasado, y el mío, al margen de muchas noches de ensayo y olor a maera (recomiendo preciosa la entrada de Raul Sanche Sanchez en su blog) ha sido también bañado en la suave armadura de un pentagrama de cinco lineas ancestrales, que nos delimitan el compás de una vida. Y la mía hay tenido muchas noches, al amparo de la música cofrade, la que suena y se interpreta de manera tan distinta por esta bendita tierra que llamamos "el sur". Y he teñido tus lágrimas de notas, tu sangre de arpegios, tus heridas de tresillos y tus manos atadas de silencios. Porque yo si puedo decir que he vivido este mundo de otra manera, y con otras miras.. las que te da la incomparable visión de contemplar tu espalda, siempre tras de Ti... desde la óptica del músico, desde las ganas y el ansia de compartir con el resto, la "passión" de la música hecha, escrita, pensada e interpretada para el Nazareno. Desde la postura privilegiada y la posición en la que también se aprende de costalería, no sabéis como ni cuanto. Y he disfrutado cada chicotá porque la hice mía, porque las compartí, y porque detrás de algunos pasos, bastantes, le di un sentido a la semana santa, que muchos otros no me podrán venir a contar. Porque toqué para El mi música, porque me emocioné con ella, porque te sentí morir, porque te hice tan mío, Señor, que jamás olvidaré ni uno solo de los segundos que pasé de mi vida acompañándote en tu caminar. Tú con tu "passion" a mala sangre, y yo con mi "passión", la música ... "TRAS TUS PASOS"


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Foto cedida por Victor Ovies, de su web www.granadaphoto.com

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