Los que se meten bajo la oscuridad del faldon

sábado, 4 de diciembre de 2010

El porqué...

¿Porqué somos costaleros?... muchas veces me hago esta pregunta una y otra vez. ¿Que somos o que queremos ser los costaleros? ¿Que instinto nos marca estos caminos de incienso, flor y amor por la oscuridad de un faldón?...

No puedo dejar de sorprenderme, cuando escucho a personas vinculadas al mundo costalero, que lo primero es y debe de ser la afición y después la devoción. Dicho así, parece ser que una persona que tenga devoción, no puede ser costalero. Y no es así del todo. Cierto es que todos no lo pueden ser, incluso intentándolo año tras año, como muchos casos que conozco y de los que no nombraré ninguno.

Pero me niego a hacerme a la idea, de que haya personas debajo de los pasos sin ningún tipo de querencia o devoción por lo que llevamos en lo alto. El respeto a nuestras costumbres y tradiciones más ancestrales, debe de primar por encima de la afición. Está bien que nos esmeremos por conocer las formas y las maneras de cargar los pasos. Está fenomenal, que aprendamos de los que saben y no solo es que sepan, sino que además nos lo saben transmitir. Es bueno para el mundo del costalero que cada uno sepa sus carencias y trate de limarlas, siempre yendo a más tanto en su compromiso, como en el conocimiento de la técnica. Es fundamental que todos sepamos hasta donde podemos llegar bajo un paso, y que sepamos dosificar nuestros esfuerzos durante los días que nos metemos debajo de uno.

Pero por encima de esta nueva modalidad de ser costalero, del estar por que está mi amigo, o mi colega, y ese mezquino "yo estoy aquí porque me gustan los kilos, y la afición al costal y al palo", debe de primar la devoción o al menos algo de la religiosidad en la que todo esto que hacemos debe de estar envuelta. Ya sea por unos titulares, por una querencia a nuestras más profundas creencias, por el amor a Jesucristo y a su Bendita Madre... no valen medias tintas. Debajo de los pasos vamos personas creyentes, que somos los primeros que debemos de respetar y ensalzar estos valores, al margen de modas costaleras y nuevos movimientos de puros y simples aficionados, a los que les importa un carajo la Fe, la Devoción y el significado de el porqué hacemos las cosas, tal y como las hacemos...

Yo lo tengo muy claro. Estoy bajo los pasos por Fe, Devoción y querencia infinita a los maderos que soportan al que vino al mundo, para dejarnos un legado universal... amaros unos a los otros, mensaje que después de casi dos mil años, no hemos entendido. Y por eso, yo digo que soy Costalero de la Fe, de la Devoción y del más profundo sentir por las costalería que parte de la base de que siempre, en todos los pasos van El o Ella... y sin Ellos, esto no tendría ningún sentido... y que vacío sentimiento puede tener aquel que va por afición a los kilos, falto de toda otra querencia más. Cualquier día, a este paso, una cuadrilla de costaleros aficionados, fundara una empresa de mudanzas...

Yo estoy por este, que puso el mundo bocabajo cuando se agarró al madero de las penas, ese que se pasea por Andalucía cuando llega la Semana Santa... el mismo, que sufrió, murió y resucito por todos nosotros...

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Foto cedida por Victor Ovies, de su web www.granadaphoto.com

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