Los que se meten bajo la oscuridad del faldon

jueves, 11 de abril de 2013

Yo... con ganas de ti...

Yo,... con ganas de ti... y tú, que sé que te mueres por verme... lo sé...

Yo,... tiritando como la primera vez,... y tú, esperando el momento justo para decirme ven a mi...

Yo,... paseando por el canalillo de tus desplantes y tus desaires... y tú, sintiendo mi presencia al pisar las calles de tu alma...

Yo,... aun haciendo castillos en el aire, pese a estar más cerca ya de los cuarenta que de los treinta ya lejanos y cansados... y tú, que me sigues dando la vida, por muchos años que pasen... y dándome igual los que tengas...

Yo,... deseando volver a verte con una nueva primavera... y tú,... bueno,... tú, siempre eterna primavera a pesar de que estos tiempos revueltos te rozan a veces para herirte, aunque finalmente, siempre se quedan las tormentas y los aguaceros anidados en tu pecho y en tu pelo, al abrigo cálido de las acometidas de una mar serena, que no siempre está en calma...

Yo,... anhelante caballero templario de la capital, que desea constantemente echarse siempre en las calas de tus caderas, para seguir conquistando una y otra vez impares, las orillas varadas de tus playas. Esas que yo reconquisté ya más de mil veces tres, batiéndome siempre en duelo de muerte, destrucción y desolación,... 

Y tú,... bandera clavada en la arena, con su trapo viejo y gastado, que fuera antaño paño verde y que desgastaron a partes iguales la lluvia, el sol, el tiempo y la desgana. Y por blasón, en letras negras, siempre escrito "La Derrota"... que nunca fue tal, sino "La Victoria", aunque escrita con letras que difuminadas llevaban siempre al error de creer, como siempre, lo que no es...

Yo,... adorando mi vida, que es una playa que adoro, y a cuya arena el mar me devuelve siempre que cierro los ojos y deseo volver a casa... y tú,... mi casa, mis ojos, mi playa, mi arena, mi Mar y mi vida...

Yo,... ansiando de nuevo mojarme los pies otra vez más, y otra, y otra para ser impar... y tú, dándome permiso, para que pueda quedarme un ratito más en tu playa... 

Yo,... insignificante en mi pequeñez idiota y humana... y tú, siempre a la deriva de la grandeza de tu mirar... ese mirar siempre azul...

Yo... intentando sentir la intensidad de la vida que desprende tu playa y la calidez del sol que caliente tus aguas... y tú, templanza de la marea que baja rompiendo romántica contra el espigón natural de suaves rocas, que son las comisuras de tus labios jóvenes, hermosos, dulces y sabrosos...

Yo, añoranza y deseo... y Tú,... bueno,... mejor... a ti...  ya te lo diré este fin de semana... 

Cuando vuelva a recoger caracolas contigo, tras escarbar esa arena que a veces se nos sigue escapando entre los dedos..., y cuando vuelva a jurarte, como ya lo hice una vez, y otra vez... mirándote como siempre a los ojos, besando la comisura de tus labios y enredándome en tu pelo,... que volvería a pasarme toda la eternidad, abrazando tus y mis naufragios... y redescubriendo las orillas, que un día descubrí... 

Por que TU... eres la playa que veo al cerrar los ojos... y al abrirlos... y ya no hay más vida, que tu playa de orillas deshabitadas, en las que quedaron para siempre,... los restos de un naufragio único, que la hizo orilla, la hizo playa, y le dio existencia... 


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Foto cedida por Victor Ovies, de su web www.granadaphoto.com

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