Los que se meten bajo la oscuridad del faldon

jueves, 14 de julio de 2011

Preludio...

Hoy es un día de esos que quiero disfrutar al máximo. Es el preludio de una fecha que marcó, ha marcado y marcará mi vida por siempre. Hoy, mientras en algún lugar de este país, alguien seguramente entonará el "Pobre de mi", yo hago todo lo contrario. Que gran dicha el día de mañana Señor, cuanto te he de dar las gracias cada año por estas fechas y que me gusta a mi un preludio como el que pienso disfrutar hoy. Ahora, en estos mismos momentos y mientras trato de ordenar en mi cabeza tantos y tan buenos momentos que se agolpan unos detrás de otros, mi vida se amontona en un devenir de imágenes que pasan tan rápido, como veloces han sido estos dieciocho años junto a ti. Y sí, no me da nada el contaros que se me saltan las lagrimas en el silencio que apenas me deja escuchar el chasquido de las teclas de este teclado que le va dando forma y maneras a esta entrada, la cual no se ni como continuar...


Que feliz me hiciste en su momento, y cuantos momentos más me has hecho el hombre más feliz del mundo. Quizás eso no lo sepas nunca. Quizás no te hayas parado a pensar por un momento, cuanto eres de grande para mi, y cuanto le estoy de agradecido al Señor por haberte confiado a mis manos, y cuanto le estaré agradecido de por vida a la madre que te trajo al mundo, por ello... el verte crecer, ha sido el regalo más maravilloso de cuantos me han podido hacer hasta la fecha, y el cual no creo que sea superado jamás. Si acaso, y al parejo siempre tendré otro regalo que atesorar y que compartir contigo, que es tu hermano, el cual llego a mi vida años después. Pero hoy el preludio de mi felicidad es para ti. Mis recuerdos son míos pero están en mi mente por ti, y mi alegría es inmensa porque mañana, ya siendo grande, muy grande para mi, te nos haces un poco más mayor... dieciocho años... !!!quien lo diría!!!... 


Ahora llegarán otras maneras, otras hechuras de esta vida traicionera y despiadada como pocas, la cual compartimos e intentamos sobrellevar- Aquí siempre estaré, y eso no creo que te haga falta que te lo diga. Como yo se y espero que tu estarás conmigo, si es tu padre el que algún día te necesita. Me has demostrado ya en muchas ocasiones que en tu pecho brilla y palpita un corazón que en realidad no te cabe en dicha caja torácica, pues los umbrales de sus fronteras van mucho más allá. Me has demostrado muchas veces tu nobleza y tu gallardía. Me has demostrado muchas veces, lo que a día de hoy pienso y seguiré pensando. Que eres mucho mejor que yo, en todo...

Por eso, el día de hoy, el preludio de TU cumpleaños, es para mi uno de esos días en los que me levanto de otras maneras. Con otras miradas. Con sonrisas amplias que en la comisura de mis labios se van quedando, y que me alegran el resto de mis días, si es que he tenido días en los que la alegría brilló siempre por su ausencia. Y hoy puedo decir, que aun por muy mal que me fuesen las cosas (y mira que me han ido), por muy mal que viese los días venideros (no hay nada peor que el no querer ver), por muy mal que la jornada se me diese (he tenido jornadas que no te las desearé nunca, hijo mío), y por muy mal y negativas que siempre quisiese ver las cosas,... en el fondo, el solo pensamiento de que TU llevas estando en mi vida dieciocho años ya era el motivo para que dichas penas y pesares desapareciesen como por arte de magia...


Tus primer llanto y mi primera alegría. Tu primer baño caliente, el cual yo te di. Mi mano sintiendo el pulso de tu pequeño corazón, momento en el que hice míos tus latidos. Tu primera sonrisa y tu primer "Zí". Tus abrazos y tus caricias. Tus lagrimas que yo también me las bebí. Tus primeros pasos y tus primeras caídas. Tu primer babero, y la primera papilla. Tus primeros pasos que ojalá no sean los míos, porque sean tuyos y mejores. Tus tardes de siesta y las mías de trabajo. Tus primeros días de guardería y las tardes de juegos. Tu colegio de preescolar del que guardo tan buenos recuerdos y tu tan buenos amigos. Los años de Salesianos esperándote en la misma puerta como siempre. Tu apego a tu Hermandad, y a su Madre Salud, la misma que te vio nacer y que te acogió desde el primer día bajo su manto azul de benditos jueves santos. Tu querencia a los palos, la que te ha llevado a seguir "los pasos de El Señor"... y de los que yo estoy tan, tan orgulloso. Las tardes de fútbol, el Granada de tus amores (cuanto lloraste aquella tarde contra el Murcia, que no se me olvidará) y el Barcelona que tanto nos ha hecho disfrutar "desde que viniste al mundo, porque antes era otra historia"... y tus primeras "pelotas". Las pelotas que demuestras, si llegado el caso hiciesen falta. Y ahora, tu mayoría de edad, en la que no te voy a dar un pregón de cuantas cosas puedes hacer y cuales ya no... eso ya lo iremos hablando, conforme salgan las cosas, con la naturalidad de siempre...

Por eso, por todo eso y por mucho más, lo que fue, lo que vivimos día a día y lo que siempre está por llegar, no puedo más que estar agradecido. Siempre. Por mal que las cosas se pongan. Por muchas vueltas que nos de esta vida. Por tantos días en que la oscuridad no sea precisamente la que nos acoge a ambos al llegar las cuaresmas y las primaveras, bajo los faldones donde cada uno de nosotros siempre quiso estar, y en otros faldones, en los que seguramente jamás coincidamos. Sin imposiciones, cada uno sus ideas, sean compartidas o no, pero tu por tu camino y yo por el mío. Con la naturalidad que nos da el ir tachando días en nuestros respectivos calendarios. Mañana tacha tu el tuyo, ese quince impar que le da sentido a mi vida, y permiteme que yo hoy, tache este catorce de Julio que a pesar de ser par, suma cinco, y eso me da mucho que pensar. Déjame que lo tache por ti. 14 de julio. Ese mismo día, en el que hace dieciocho años paseaba con tu madre, mientras ella rompía aguas en mitad de la calle. Ese mismo día en el que hace dieciocho años, algo me dijo que esto ya estaba aquí.... y ese mismo día, en el que hace dieciocho años, yo supe que siempre sería... el Preludio de mi felicidad...


Y si te hace falta algo, siempre, lo que sea, déjame que yo vaya siempre por delante. Y aunque nunca sabré los años que me queden por darte, por estar a tu vera, y por intentar ayudarte (aunque tu no quieras, así será)... yo hago mías una vez más las palabras de Juan Carlos Aragón... y te las plasmo en esta entrada, que hoy catorce de julio de dos mil once, son más grandes y amplían en exceso su significado... 



Pd: hoy se cumplen ya dos años de la apertura de este blog. Preludio del cumpleaños de mi hijo mayor... Francisco José... cumplimos dos años... vaya por El, y por todos ustedes que hacen posible que a esta oscuridad, entre de vez en cuando luz conciliadora y ese soplor de aire fresco que nos hace faltan, tantas y tantas veces... GRACIAS A TODOS...

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Foto cedida por Victor Ovies, de su web www.granadaphoto.com

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