Los que se meten bajo la oscuridad del faldon

sábado, 13 de marzo de 2010

Pero como Tu, ninguna...

Muchas veces las palabras se nos escapan en suspiros, y las ideas sobre que hacer o que decir se agolpan de tal manera en la cabeza que no dejan salir con claridad y nitidez los sentimientos. Eso me pasa cuando llegan los sábados y me acuerdo de ti. Muchos sábados han pasado ya, desde que te viese por primera vez... siempre te he visto en ese día de la semana, y aunque me gustaría verte acompañada de mas hermandades, siempre Tu y solamente Tu consigues llenarnos la jornada a todos los granadinos.

Lo que yo te quiero se queda para mi, y bien sé que para Ti. Se que es recíproco, porque me lo has demostrado tantas y tantas veces... bueno Tu, y tu hijo. Apenas dormido en tu regazo esperando la Resurrección ansiada y ya escrita. Al Tercer día, dijo... y así se cumplió.

Sigo pensando que es uno de los Cristos mas bonitos de Granada, el que muerto y recién descendido del madero, se apoya en tus rodillas y en tu cuerpo mientras busca tu mano, como cuando de pequeño lo llevaras seguramente a por agua al pozo cercano a la carpintería de José. De la mano como nos llevas a todos y a cada uno de nosotros por estos caminos y atajos a veces tan incomprensibles, pero tan maravillosos a la vez.

Tu hermosura no es comparable, y aun en la eterna pena que me conmueve cada vez que te miro, la belleza de tu Piedad no tiene parangón. Desde la de Miguel Angel hasta la mas recientemente tallada, muchas escenografías de esta estampa señera y que levanta el bello a quien la observa, todas son bellas sin excepción alguna, pero como Tu... como Tu ninguna.

Madre angustiada que desespera por la muerte del Hijo querido, deseado, prometido, ansiado, del que no renunciaste aun pudiendo haberlo hecho... Señora mozarabe y Reina de las almenas rojizas... dueña de los bosques y del murmullo del agua... de las sombras y de las luces... de las auroras alhambreñás y los atardeceres románticos al amparo de una Carrera... de los grabados de siglos, en los que se cobija tu alma... baja a Granada Madre, muestranos el perdón del hombre inerte... muestranos la muerte que nos dió la vida... muestranos a Jesucristo dormido en tu regazo, remanso de paz y de sabiduría... remanso de quereres como solo son los de una madre...

Habrá miles de estampas cofrades, Señora... pero como Tu, ninguna...

Pd: para que esa espada clavada en tu corazón, nunca deje de pellizcar el mio... te quiero...

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Foto cedida por Victor Ovies, de su web www.granadaphoto.com

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