Los que se meten bajo la oscuridad del faldon

lunes, 25 de octubre de 2010

Y ahora,... ¿¿que le digo??...

Y ahora... ¿¿que le digo??... esta pregunta, que puede no significar nada, y que puede ser todo un conjunto de sensaciones, pensamientos y pellizcos en el alma, fue la que se me vino a la mente el pasado viernes, mientras el equipo de Priostía del Rescate, se afanaba en terminar de montar el altar que para el Solemne Besapie, tuvo lugar este pasado sábado en la Iglesia de la Magdalena. Aprovecho esta entrada para dar la enhorabuena a todos ellos, por su labor, y agradecer a su Prioste, Ismael Valbuena, que me facilitaran la entrada a la iglesia y poder compartir con ellos estos momentos tan gratificantes, al menos para mi. Fue una tarde-noche que disfruté muchísimo. Por un lado, la buena compaña de hermanos a los que quieres. Por otro, el permitirme estar a solas con El, un día más... mientras los demás se esmeraban en el montaje del altar..

En un momento dado de esa tarde-noche del viernes, me quedé solo ante El. Solos, los dos cara a cara. Cerca, muy cerca. Tan cerca que El tuvo que escuchar mi corazón a velocidades vertiginosas, como yo escuché su serena respiración. Tan cerca de su divina presencia, que te nubla la mente, y te quedas tan absorto y fuera de cualquier otro lugar, que tus oídos no escuchan más allá de los escasos centímetros que te separan de El. Solo se repite en tu cabeza una y otra vez la misma frase, hasta que se te queda grabada en uno de los más recónditos lugares de tu pensamiento... palabras guardadas con tres vueltas de llave... en un cofre que contiene tres cosas... un corazón llameante, un "Christi Passio" con en el que me siento totalmente identificado y tres palabras repetidas tres veces, y que son referencia en mi vida y en mi día a día... "ÁHYH ASHR ÁHYH" (Soy el que Soy)... "ÁHYH ASHR ÁHYH" (Soy el que Soy)... "ÁHYH ASHR ÁHYH" (Soy el que Soy)...

Mientras el prioste y su equipo trabajaban en su altar, El Señor estuvo en la capilla contigua a la que preside. Con la Magdalena penitente justo detrás, solo y majestuoso, plantado en el suelo, tan cercano y la vez tan sublime, que te daba hasta reparo acercarte a El... así que me senté en el escalón que da acceso a esa capilla, y apoyé mi espalda contra una de sus columnas laterales. Desde esa posición me quedé mirándolo. Absorto, perdido en su infinita bondad y su inmensa belleza, sin darle sentido a tantos porqués, buscando una pregunta que hacerle o intentando sacarle una respuesta que darme... y después de un buen rato, me incorporé y me planté delante, nuevamente. Firme, o intentando que lo pareciese... y no pude...

Recuerdo que me senté en un banco de la Iglesia, pues mis piernas me empezaron a fallar. No lo se, pero hay veces que así lo noto. El Rescate me da una paz tan inmensa, que solo encuentro en pocos sitios. Muy pocos. Pero también me transmite una sensación de respeto tan grande que hace que mis fuerzas flaqueen, más cuando me planto ante El. Y más cuando no sabes ya que decirle, si parece que muchas veces se lo hayas dicho todo. Todo se lo has pedido, todo se lo has contado, por todo le has solicitado ayuda, amparo, comprensión... le has dado las gracias por todo lo que te pasa en esta vida, por todo lo bueno e incluso hasta lo malo... te has enfadado, y te has sentido ridículo al ver y comprobar, que las cosas no siempre tienen un porqué, y que si lo tienen, El está rondado siempre por ahí....

Estando sentado en ese banco mientras mi cabeza no reaccionaba y mis pensamientos se nublaban una y otra vez, se acercó un hermano:

- Está impresionante. A esta altura, que le puedas hablar tan cerquita y admirar toda su grandeza. Que bonito es, Abuín... eh??... y le contesté...

-"Sí... pero muchas veces me deja tan parado, que lo único que me atrevo a murmurar es... y ahora,... que le digo??... cuando no eres capaz de articular palabra, ¿¿que le dices??... si llevo aquí sentado un rato, y no me sale apenas el aire de los pulmones... y ahora, hermano... ¿¿que le digo??... si El ya lo sabe todo sin que tenga que abrir la boca. Lo que vaya a decirle, o lo que pueda sentir o pensar... ¿¿que le dices al que todo lo sabe, todo lo abarca, y sobre todas las cosas Reina??... a mi me pasa muchas veces, hermano... que me quedo sin palabras. Yo, que no paro de hablar, o eso dicen... y tan solo se me viene una pregunta constantemente a la cabeza cuando lo tengo así, solo y ante El... y ahora, ¿¿que le digo??"...

Este hermano de la cofradía, este chaval al que aprecio mucho, y del que se que ya lo quiere tanto o más que yo, se me quedo mirando, pensativo, algo sorprendido, y puso una cara que a mi me vino a decir más o menos..."que carajo está este diciendo... con lo cerquita que lo tenemos ahora mismo y no se le ocurre nada que decirle, mira que tío más raro es el Abuín"... jajaja... y sí, hermano. Soy un poco raro, o un mucho, que le vamos a hacer. Pero lo que te dije, es una verdad tan grande como el templo de la Magdalena.

Y mira por donde ayer por la tarde, ya domingo, al revisar el correo ví que ese mismo hermano, se había etiquetado en una foto que el sábado pasado subí a mi perfil de facebook. Y me decía exactamente esto: "abuinnnnnnnnnnn!!!!!! con tu permiso me etiqueto, vale????... un abrazo tiooo... y que le digo?????"""" tienes toda la razón tío...."

Me ha dado muchísima alegría ver y leer esta frase, pues creo que lo has comprendido perfectamente. Y es que muchas veces, tantísimas que ni siquiera ya las recuerdo, estar delante de El me ha dejado literalmente sin palabras. Ningunas... nada que decirle, nada que pedirle, nada que discutirle, nada que reprocharle (que osadía aquel que lo haga), nada sobre lo que charlar con El, nada por lo que arrepentirte, nada por lo que entablar conversación... nada... solo sentir su pausada respiración, su latir acompasado, su calor y su abrazo eterno, su comprensión infinita, su amor universal, exagerado y gratuito, su tranquilidad pasmosa ante una muerte anunciada, su humildad poderosa, esa misma que te hiela la sangre y te deja literalmente sin palabras... sin ningunas... pero que bien te sientes así, despojado de todo pensamiento,... porque los silencios ante El, son mucho más perseguidos que los alaridos de cuantos nos ladran a diario... y es que yo me seguiré quedado si ellas cuando me plante ante Ti, Mi Señor... y siempre, siempre que te tenga tan cerca, tan solo acertaré a hacerte la misma pregunta...

Señor... y ahora... ¿¿que te digo??...

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Foto cedida por Victor Ovies, de su web www.granadaphoto.com

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