Los que se meten bajo la oscuridad del faldon

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Mil... y una. Y cien más uno...


Gracias, Mil y una gracias a todos, como las Mil y una entradas que lleva ya este blog. Y gracias a todos los que de una manera o de otra han estado siguiendo con mayor o menos asiduidad este pequeño rincón que nació un 14 de julio de 2009 con el claro objetivo de dar a conocer "mis passiones", muchas de ellas compartidas, y otras pues no tanto... 


Ahora mismo, en este justo momento de mi vida llega esta entrada, la que numerada quedará marcada como la 1001, cuando exactamente hace unos momentos, se ha conseguido superar la centena de seguidores que de manera pública plasmaron sus avatares en un lugar privilegiado de este blog, justo debajo del faldón con aquella frase "... pasa, entra... es como llegar a un Templo... huele a incienso y hace hasta fresquito"... y que me dejara para siempre en su comentario uno de ustedes (tu sabes perfectamente quien eres, ¿no?). Pues ya sois ciento y un amigos, los que dais la carita, aunque me consta que son muchos más los que de manera anónima acceden, que para eso están ahí las estadísticas del blog...


Ojalá que la participación en comentarios, ideas y sugerencias, o incluso peticiones, fuese mucho mayor de lo que es. Hay ganas de ir retomando esto, con fuerza y con "passión". Pero hay días, o mejor dicho, hay temporadas en las que la misma vida va marcando los compases de una partitura siniestra a la que no le vemos FIN ni CODA, pero que sabemos que más tarde o más temprano llegará. Y los temas si surgen, no sabes como plasmarlos en negro sobre blanco. Y si no surgen, por más que aprietes no salen. Y así te pueden dar las diez y las once, las doce, la una y las dos y las tres... Así que yo solo les pido simplemente que tengan paciencia si algunos días "les fallo" y que me acompañen cuando así no lo sea, en plan Iker Jimenez, a la Nave del Misterio que guarda oculta en su oscuridad este faldón... 


Ciento un amigos más que seguidores, que se dice pronto. Pues con estos 101, llega esta entrada, la 1001. Y es impar, como impares siempre han sido mis deseos para todos ustedes. Tres deseos, siempre tres impares y para todo el mundo, de corazón... Salud, Amor y Libertad... que viene a ser lo mismo que Redención o Rescate.. "áhyh ashr áhyh"...


Sean felices, todos, sin distinción alguna. Como a mi me lo hacen cada vez que me asomo a mi propio balcón virtual. Sean siempre felices, sean quien sean... y espero y deseo, que sigan entrando a esta que es su casa, y que en ella sigan buscando o mejor dicho, encontrando el confortable cobijo que bajo la oscuridad de este faldón los ampare a ustedes de la misma manera que lo hace conmigo, bajo los mismos palos... los de los pasos y los de la vida... con unos curaremos nuestras almas y daremos chicotás que inolvidables quedaran grabadas en nuestros corazons y con los otros, bueno... con los otros palos, haremos leña entre todos, para que las hogueras de nuestras "passiones" sigan siempre ardiendo a llama viva...


Eternamente agradecido, mil y una veces gracias a todos ustedes...  sobre todo a ustedes, mis ciento y un amigos que públicamente dijeron en su día, "Yo sigo este blog, ¿¿y qué??"...


Pd: entrada dedicada a mis hijos... que por ellos dos empezó todo y por ellos y para ellos siempre será mi "passión". La Más Incondicional de todas y cada una de mis Passiones... la que tengo por ellos dos... ellos son mi 1001... dos... que conmigo suman tres... impar, por naturaleza propia...

La Passión...

Por favor, antes que nada y si no les es mucha molestia, en el lado derecho del blog y de sus pantallas encontraran un pequeño reproductor. Pulsen el pause, antes de leer estar entrada. Al final de la misma sabrán el porqué. Gracias...

"La Passión". Muchos al leer simplemente el título de esta entrada, ya se estarán imaginando el nombre de una hermandad. El denominativo u apelativo cariñoso que los cofrades le damos a una cofradía a la que pasear llegada la fecha. Una advocación o pasaje evangélico en su totalidad, con el que nombrar a un Dios Soberano que se paseé bajo el peso de una cruz atiborrada de pos-it donde con letra negra escrita con saña y sobre fondo amarillo, le vamos dejando recados cada día de los que pasamos en esta vida terrenal, de la que algunos dicen salir indemnes, para hacer encima más pesada su carga. 

Otros, seguro que estarán pensando en la sombra que al atardecer nos transporte a la Judea ancestral por donde caminara descalzo un rabí nazareno, que se auto-proclamó Rey de los Cielos, y pido disculpas por mi lenguaje soez y granadino. Lo hizo con dos cojones. No fue nada fácil llegar y decir Yo Soy, el Hijo del Padre. El Hijo del hombre. El Padre de todos los nacidos y de los que estaban aun por nacer. Y sentado a la derecha lo verán al llegar al final de nuestros días. Señor y dador de vida. Luz de luz, "áhyh ashr áhyh", Cordero de Jerusalém, León de Judea y de algún barrio que yo ya me conozco como si fuese de allí. Algunos ya habrán pensado seguramente, que tras estas lineas se esconda ese bonachón albaicinero de ojos azules que cada Jueves Santo nos deja estampas imborrables e inmejorables al bajar a saludar a los granadinos.

Pero no, no hablo de "esa Pasión". Lo siento. No os hablo esta noche de la que soportó estoicamente el Nazareno. La que nos acuña imágenes que se plasman en nuestras retinas con tan solo cerrar los ojos un segundo más, a cualquier hora del día. A cualquier hora del día, de la tarde y como no de la noche, esa que sin sueño es mala por si sola. No os hablo de "esa Pasión" por la que tuvo que pasar Jesús de Nazaret. Ni siquiera os hablo de esos siete días primaverales, que con tremenda "pasión" son vividos en tan distintos y tan distantes puntos de nuestro planeta, por tantos de nosotros. No. Os hablo de "La Passión", con dos eses...

Sí. Fíjense si no lo hicieron ya, en el título de esta entrada una vez más. Algunos ya seguramente nada más que ver escrita así esta palabra, les evocará tardes de Lunes Santo, en las que se pasea El Mismo Dios de manos atados y pie izquierdo adelantado. Pudiese ser, pero no se trata de El en esta ocasión, o sí??... Lean una vez más el título que da lugar a esta entrada. La Passión. Con dos pequeños sólidos, suaves y siseantes seseos. Con los de el alma y con los de el corazón. La Passión de los sentidos. De los que damos, tenemos, repartimos y con los que vivimos las cosas. Cualquiera de esas dos eses, son tan válidas y tan necesarias. Todas las cosas que hacemos, las debemos realizar con "passión", porque si no le ponemos "esa passión" a lo que hagamos, ¿¿que sentido tendrá entonces el hecho de hacer??... ya se lo digo yo... Ninguno...

Esa forma de sentir y de querer, de proteger nuestras creencias, nuestras ideas, nuestras costumbres, nuestras formas, nuestros sentimientos, nuestras conciencias, nuestras miserias al sentirnos despojados de las mismas..."¿porqué no decirlo?"... A eso también se le llama "Passión". Ese sentimiento tan fuerte capaz de hacerte poner los pies en el suelo y anclarlos, cuando todo a tu alrededor parece estar flotando y tú quieres y deseas también el dejarte llevar. Ese amor por las cosas, por estúpidas o pequeñas que parezcan. Esa afinidad por lo que hacemos muchas veces las cosas sin darnos a penas cuenta. Ese afecto que te dan los años con uno mismo, al saber que lo que haces se hace por que algo que es más fuerte en tu interior que en tu exterior. Que te marca las directrices oportunas para indicarte diariamente el camino correcto. El lugar elegido por uno mismo, para uno mismo querer ser y estar. La lucecita en verde que da lugar a que las cosas ocurran. El motivo que te lleva siempre un paso más allá... pero con "passión"...

Eso también es "passión" pero con dos eses. A esa "passión" me refiero. A la que pone cada uno en todo lo que hace a diario. Y si no es así, es mejor que se vaya y lo deje. Pero tal y como está. Y da igual donde. Ya sea un trabajo o los estudios, cualquier tarea que se tercie. Si no hay "passión" no hay nada. Porque no hay sentimiento ni querencia. No hay mística ni esperanza. No hay sueños ni motivación. Ni motivo ni razón. Ni lógica ni desvarío. Ni amor ni lo contrario. Ni siquiera nos quedará el rechazo. Sin "passión" la vida es un constante darnos igual las cosas. Y así no se puede vivir, porque sin ella no somos nada ni nadie. Ni siquiera Él lo hubiese sido, sino es por ella. Por "La Passión". La de lo más íntimo. La de la lectura o la de la escritura. Del aprender. La "passión" con la que se escucha y se atiende. Y también, porque no, con la que se enseña. Esa "passión" por la naturaleza. Por los animales. Por las plantas. Por los seres vivos en general. Passión por lo que se vive y nos acompaña durante lo vivido. Passión por la historia, por el cine o el teatro. Por la misma vida en si misma. Passión, con dos eses... las nuestras. La misma que le pido a las persona que conmigo la quieran vivir. Las cosas, sean las que fuesen y sean las que vendrán, que serán degustadas intensamente y que fueron estrujadas in-situ y en su momento con "passión", y que por eso quedaron marcadas y clasificadas en esta mente que inexorable y cerrada, cuando se abre de par en par, nos da a veces las mejores lecciones al recordar el porqué hicimos las cosas... y que no las recordaríamos quizás, si no las hubiésemos vivido con "passión". Porque lo que no se vive y se lleva hasta los extremos del amor y del dolor, no cala, no deja huella y no nos sirve de nada. Son hojas en blanco y ramas secas,de las que nadie se acordará, a no ser que alguien las utilice como alimento de una fogata inexistente que nos condena a un vano recuerdo por parte de los demás... porqué si vives sin "passión", no dejarás huella en los demás. Garantizado. Cien por cien...

¿¿¿Y que sería de esa "passión" sin la música???. El arte coherente de combinar y organizar sensible y lógicamente sonidos y silencios, de tal manera que nos hagan estremecer los dos seseos ya nombrados antes. El seseo del alma y el seseo del corazón. Las dos eses con las que dar título a esta entrada. Utilizando para ello la "passión" de quien compone y nos pinta en negro sobre blanco, pentagramas bajo los conocimientos adquiridos sobre la melodía, la armonización y el ritmo. Y la passión con la que se interpreta, ejecuta y se sienten las mismas obras que por algo y con "passión" fueron ya compuestas. Sin música no tendríamos "passión". No sabríamos de su significado. Lo tengo muy claro. Es más, siempre lo he tenido, y puedo certificar todo lo expuesto en esta entrada, porque así lo he vivido. Me he emocionado, he cerrado los ojos y me he dejado llevar por las tesituras de una armonía. Por la armonización de las voces que en sus cuerdas van dando vida a lo que en la cabeza del autor se plasmó por obra y gracia de quien inventó todo esto, salido de la naturaleza misma, porque de la misma naturaleza proviene su fuerza y su extremada divinidad. Se me pusieron los vellos de punta por las ondulaciones emitidas por unos instrumentos de metal. Se me encogieron los pulmones simplemente por los bordones de unos tambores destemplados. Y por las vibraciones que retumban pecho y oídos, llegué a contactar con El Mismo Dios tantas veces, que ya ni me acuerdo... 

Y al escuchar música escrita y compuesta con la "passión", los abren de par en par. Pecho y Oídos. Directa la música al Alma y al Corazón... y te los revientan a la vez que los ensanchan, dejando escapar por unos instantes, tanta maldad como atesora nuestra infame presencia humana. Vil y mezquina que desparece en cada compás. Te embriaga. en cada nota. Te sostiene en cada blanca. Te alienta en cada negra. Te embauca y te lastima a partes iguales al cambiar una armadura. Te destroza y te recompone, con la velocidad que marca un ritmo acompasado y febril, salido con el marchamo del que lo fabricase en las fraguas de vulcano para a fuego vivo quemar nuestra piel y abrasar nuestras conciencias. Y que nos remonta a quimeras ya bastante olvidadas por el rápido y fugaz paso de las horas que ya pasamos y que por eso se les llama precisamente "pasado"... ¡¡¡que rápido vivimos sin pararnos un segundo a pensar cuanto desperdiciamos y cuanto dejamos escapar por vivir sin "passión"!!!...

Las que más, la mayoría de las veces, los lagrimares no soportan y estallan en miles de pequeñas y para algunos insignificantes gotas de aguas marinas, a las que no se le dan el verdadero valor que tienen y que se desbordan desde un interior reservado para "esas passiones"... las de la vida. (cuantas veces escuchamos eso de "a saber porque llora ahora este o aquel"). Lágrimas de Almas y Corazones que se alcanzan solo cuando se sabe que provienen de la "passión" de vivir la vida tal y como te venga... sin más...

Y si a esta "passión" de la que os hablo, le sumas "La Pasión", en la que ya ustedes empezaron a pensar al principio de esta entrada, y que yo les dejo y les invito ahora llegar a ella, cerrando los ojos y accediendo con la imaginación y con la libertad que ustedes mismos espero se hayan ganado con sus otras "passiones", entonces si habré conseguido que después de leer estas pobres palabras escritas con toda la "passión" que yo pueda trasnmitirles, ojalá se emocionen tanto como yo al escuchar una obra de música sacra que sin ser cornetas y tambores, ni agrupación musical o banda de música, contempla ambas dos... La Pasión y "la passión"... 

Y esperando que todos ustedes les pongan "passión" a todo lo que hagan o estén a punto de emprender en sus vidas me despido de ustedes hasta la próxima entrada que se deje asomar por este faldón para ver la luz que nos espera a todos ahí fuera... háganme caso. Sin "passión" no somos nadie ni nada. Y por eso, como Juan Sebastian Bach lo sabía, no le quedó más remedio que titular esta composición bajo el título de "La Pasión"... que lástima, que no le hubiesen puesto al título,  las dos eses... las de "La Passión"... y permitanme que termine esta entrada con una genial frase de tan solo dos palabras de mi querido Miguel Ángel Alcalá Salmerón... si ustedes no saben lo que es "la passión"... son solo unos "So Tristessssss"...

martes, 27 de septiembre de 2011

De la Redención... (noticias)



El próximo viernes 30 de Septiembre, se procederá al Traslado de Nuestra Señora de la Salud, a las 20.00 desde la Iglesia Parroquia de San Pio X, hasta su nueva capilla de cultos, que la hermanda ha adecentado en la Iglesia de María Auxiliadora. Se seguirá el siguiente recorrido: Calle San Pio X, Calle Santa Clara, Avenida de Cádiz, Calle Almuñecar, Feliz Rodríguez de la Fuente y a su Templo. Gran logro para esta hermandad, la realización de una capilla-altar de cultos, pues la verdad es que ha estado muchos años arrinconada esta imagen, en una esquina de la iglesia salesiana. Dar la enhorabuena a quienes hayan sido los artífices de este logro. Las cosas cuando son, son...

Siempre Salud... yo iré a verte el viernes, siempre con tu permiso. Guapa... siempre con tu permiso...

lunes, 5 de septiembre de 2011

Retomando las costumbres...

Retomando las costumbres. No diré si son buenas, porque lo que es bueno para uno, bien puede ser repudiado por el más libre de los mortales. O quizás, en el fondo sean tan malas esas costumbres, como para echarlas en el cajón de los olvidos cada mañana al despertar. Amargos recuerdos. Solo os diré que ya estamos en Septiembre y que es lunes, cinco e impar. Y aunque el "veranillo de los membrillos" está aun por llegar, y no darnos tregua en un mes marcado en el calendario por la que vive en la carrera, las tardes de sal y arena han llegado ya a su fin. Ahora la nostálgica presencia de mis recuerdos en las noches en vela, reviviendo pasajes que ya forman parte del pasado, es tan solo mi compaña y a la vez mi castigo. Mi lucidez en calma, con la mirada siempre perdida en un deseo constante y perenne que le da cierto sentido a mi vida, y que siempre está fija en un punto concreto. La venida de lo que siempre está por llegar. Mi anhelo para estos meses que nos esperan por delante, hasta que de nuevo la sal y la mar se enfrente nuevamente a mi piel, son simplemente que las cosas me vayan y os vayan bien. Y métanse en ese deseo todos cuantos quieran y cuantos esperen como yo, que un Baltasar amargo regrese a la casa para endulzar una vez más a mitad del camino, nuestras vivencias más ancestrales... 

Las risas y sonrisas, tras el fin de semana trasnochador y canalla a la vera de los míos, esos dos que conmigo sumamos tres y que por lo tanto son tan impares como yo, aun resuenan por los rincones de una casa vacía. Y las persianas, dadas las horas que son, están bajadas para que el lorenzo no se cuele fiero y despiadado en nuestras vidas, calentando sin querer los corazones de cuantos aun no lo terminaron de recomponer y andan fríos y distantes. Cuasi que gélidos vagamundos al amparo de las noches y de las sombras con las que uno jamás quiere toparse. El mío está en fase de restauración. Y aunque se que es duro y funcional en su faceta bombeadora, y que aguanta estoicamente los embistes de esta vida cruel y amarga, a veces parece pararse o pedir una tregua. Un rato en calma. Un simple minuto de descanso y de sosiego. Y hoy se lo he concedido. Le he dado a mi corazón cinco minutos. Tan solo cinco. Le acabo de dar y de conceder cinco impares y eternos minutos. Cinco como el día en el que estamos, y cinco de un cinco como el que me vio llegar a este mundo hace ya mas de treinta y ocho años. Que menos podía hacer... que dejarle esos cinco minutos...

Y aquí estamos, retomando las costumbres, que ya os digo, no se si serán buenas o malas, pero son las que son. Y son las que están. Y son las que siempre estuvieron. Esas que me hacen cada día poder enfrentarme a la vida con una sonrisa que los que me quieren echan de menos y los que nunca se preocuparon en saber de mi, piensan que me paso el día siempre riendo. No es así. Ni mucho menos. Pero lo que no se, es recibir a la gente con la mirada felina de quien te perdona la vida, mientras blande en su mano el puñal de la incoherencia. Lo que no se, es tener que aguantarme las ganas de ser feliz y pintar sonrisas en las comisuras de mis labios, de los labios que han sido míos, de los labios de todos cuantos me rodean y de los que me quieran acompañar en tan excelsa campaña valiente, ardua y guerrera. Sonreír y hacer lo propio con y para los demás. Intentar sacar siempre ese movimiento insignificante que dibuja arrugas en las puntas de las bocas, concediendo dos preciosos hoyuelos a quien se tercie y que por pequeño y efímero que fuese dicho movimiento, a veces por muy imperceptible que sea, no por ello fue, ha sido y será menos placentero. Tener la osadía descarnada de seguir intentando cada día sonreír vayan o no bien las cosas. Y que ella misma, nuestra sonrisa, se perfile en los contornos del alma, ensanchandola y enriqueciendola aun más. Y sentir que te concede el poder de una mano que te afina los metales, tensa las cuerdas de una bordón imaginario, prepara la partichela de lo que está siempre por venir, y se prepara para lanzar al viento su concierto de risas y sonrisas, al compás de las fraguas de vulcano con las que empezara todo esto... eso es magia, como mágico es el saber que otros ríen contigo... y no se ríen de ti...

Y ahora me pregunto yo,... ¿¿¿Y que más dará si me río o sonrío???... déjenme que lo haga. Dejen que le sonría de frente a la vida. Que la espere cada mañana, para decirle entre sonrisas que aquí sigo. Que estoy, soy, siento, padezco, lucho, me enervo, y me desquicio. Que salto, pienso, opino, discuto, perdono, abrazo, contemplo, charlo, observo, beso, quiero y admiro. Que mi sonrisa va conmigo porque siempre estuvo ahí desde que tengo uso de razón. Y déjenme que la convierta en mi sino y en mi fugaz paso por este mundo en el que no nos vamos a quedar ninguno. Que me recuerden siempre así. Sonriendo. 

Y en este mismo instante de mi vida, por favor, déjenme que me tome cinco minutos... tan solo cinco minutos, mientras esbozo una gran, elocuente, ancestral y placentera sonrisa, que me hace retomar costumbres, sentirme vivo y ser capaz un día más de decirles que aquí estamos, sonriendole a la vida de frente con una mueca socarrona y cómplice de mis desgracias... esbozando una vez más una sonrisa, esa que provoca la ira, la envidia y el rencor más estúpido y más innecesario, de quien "bien dice quererte y se jacta de ello"... y a los que con normalidad no los ves sonreír. Y que si supiesen en el fondo, de lo que yo me río, lo mismo sonreían a la misma par... 

Y es que mi sonrisa siempre fue la que me provoca escuchar un tambor destemplado, sabiendo que siempre estará por llegar el día que ha de venir... El Mismo Dios... "Áhyh ashr áhyh"... "Soy el que Soy"... retomando las costumbres, con erre de Rescate...


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Foto cedida por Victor Ovies, de su web www.granadaphoto.com

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