Los que se meten bajo la oscuridad del faldon

martes, 16 de agosto de 2011

Una tarde con Paula...


Una tarde con paula. Solo me hacía falta precisamente eso. Tan solo una tarde con ella. Ya le tenía yo ganas... desde hacía meses, tantos como poco más de siete (impar). Y desde por la mañana del sábado, en la que al despertar, me la encontré sentada en el filo de la cama. Ya supe yo en aquel momento, que tenía que tener una conversación bastante seria con ella. Y lo dejé para la tarde. Por la mañana dio un paseo con sus padres por el pueblo, aprovechando las horas frescas que nos deja la mañana en estos días tan calurosos de pleno verano. Y por la tarde, después de estar yo acordándome toda la mañana de la noche en que la conocí, se lo dije: 


"Mira, Paula. Vamos a tener una conversación muy seria tu y yo... Seguro que no te acuerdas muy bien de quien soy. Pero yo si que me acuerdo de ti, perfectamente. Si me permites un momento, te lo cuento, si es que dejas de sonreír mientras chapoteas en el agua, con la felicidad bendita e inmaculada que te dan aun tus pocos meses de vida. Tu no sabes aun muy bien quien soy. Tampoco sabrás que fui yo el que te besó la frente nada más nacer, cuando aun ni mi hermana te había visto llegar al mundo. Ni siquiera me llamas por mi nombre, ni falta que me hace. Es más, tienes el permiso de llamarme el día de mañana, como te de la real gana. Eso ya lo supe desde que agarraste fuerte mi dedo, en aquella noche en la que viniste al mundo un frío día de diciembre...


... es un derecho que no es que yo te conceda, pues no soy nadie para conceder derechos, libreme Dios a mi de eso de por vida. Es una obligación que tú y solo tú, asumirás cuando veas necesario y sientas que te haga falta. Ni siquiera se si me quieres, pero eso me da hasta igual. Me miras con carita de nos saber quien soy y que puñetas hago mirándote con una sonrisa ampliamente dibujada en la comisura de mis labios. Yo ya te quise desde el segundo uno de tu vida. Pero en fin. Aquí estamos, para lo que te haga falta. ¿¿Quieres seguir jugueteando en el agua, princesa??... pues bien. Ya tendremos entonces esta conversación más adelante. No te creas que se me olvidará..."... 


















Y así pasamos la tarde. Ella en el agua, y yo diciéndole cuanto y de cuantas maneras distintas e imposibles la quiero. Estas son las cosas de pasar, una tarde con Paula... hasta que se nos vino el atardecer encima, y no nos dimos ni cuenta... ella, feliz... y yo, bueno... que queréis que os diga yo... 

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Foto cedida por Victor Ovies, de su web www.granadaphoto.com

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