Los que se meten bajo la oscuridad del faldon

lunes, 14 de febrero de 2011

Trece... impar...


Trece. Siempre me gustó este número y su cercana sonoridad. Las cosas no pasan simplemente porque tengan que pasar. Y el trece es un día que siempre depara sorpresas, algunas encontradas. Y otras porqué no, yo diría que buscadas. Esta entrada, va de eso. De las buscadas... o no...

Hace ya muchas noches, y la suave brisa fría de aquella tarde-noche aun la siento en mi nariz. Suena el muñidor, y el cortejo lentamente avanza. Ya cayó hace rato la noche, y el relente de esta Granada nuestra se me cuela por las costuras de un viejo abrigo azul marino, que a saber ya donde andará, y que intentaba atajar a duras penas, el calor de un cuerpo que ya no es el mismo hoy en día. Hace frío y es viernes, viernes de Dolores para ser exactos. Las aceras de un barrio relativamente moderno, dan paso al lento y acompasado caminar de cirios y trajes oscuros, que acompañados por un incesante repicar de campana que tiñe a muerte y que nos anuncia que  Nuestro Señor Jesucristo está a las puertas de la "passió", iluminan el caminar de una nueva hermandad que joven y con ilusión realiza su Santo Via-Crucis. Reguero de luces tintineantes que apenas calientan las calles, pero si que me sobrecogen tremendamente el alma, y levantan un pellizco intenso en mis entrañas cofrades, que siempre estuvieron ahí...


La espera no se hace larga y al fondo de la calle en semipenumbra, atisbo y adivino la hechura de un Señor que valiente abre los brazos para ser despojado de una túnica que sin costuras luego se la jugaran a los dados. Trece. Mira al cielo levemente.- "Padre, estoy cambiando el mundo"... fuertes rasgos de una pasión mal encajada en un cuerpo moreno y humano que ha sido destrozado por el látigo romano, asfixiado bajo el peso de nuestros pecados convertidos en madero donde será clavado en breve y reventado moralmente por un cabildo ruin, mezquino y embustero que se hace llamar Sanedrín. Trece. La noche se hace mas fría al tenerte en frente, pues yo no te había visto aun en tu coqueta capilla de la antigua Parroquia de San Emilio, situada prácticamente en frente de donde se encuentra la actual. Llega, se para la parihuela que seriamente avanza entre una nube de incienso que hace más terrible y expectante el encuentro. Mira al cielo el nazareno. Mira e implora al Padre Celestial... trece, trece,... apenas trece pasos me separan de El, y trece minutos si acaso son los que esperé Tu llegada en aquella acera. Trece, como trece fue el día de la fundación de tu joven Hermandad. Trece, como los trece miembros que acuñaron tu advocación y le dieron sentido a tu ser, a tu sentir y a nuestro soñar. Trece, y esto fue así y por ellos hoy tu estás donde estás y eres quien eres, Señor Moreno del barrio Fígares, que mira al cielo con una dulzura especial que pronto paseará cerrando tu cortejo. 


Yo esta noche, y tras otras tantas acordándome de Ti desde tu vuelta de tierras hispalenses, recuerdo aquel frío que estremeció mi cuerpo al verte por primera vez, pues no fue el frío ni el relente sino Tu, quien provocó aquel relámpago en mis carnes ya heridas de cofradías y hermandades. Pero hoy día quizás, cuando te vuelva a mirar, lo haga con unos ojos renovados que ya no ven la semana santa como la veían antaño y con un cuerpo que ya no es el mismo. Quizás como el tuyo, quizás es que hemos cambiado en todo este tiempo, Señor... pero que nos quiten a ambos dos, lo bailado... y que bonito es un trece, cuando es por derecho y es impar para hacer eternas estas cositas que ambos llevamos viviendo. Tu en tu barrio y con tu gente. Yo en tus aceras, cuando he tenido la oportunidad de verte pasar. Trece... como fue y ha sido toda la jornada de este domingo impar que nos dejó hace apenas unas horas... y es que Tu eres impar por naturaleza, un Tres inmortal al que la nota siempre es un diez sobre el diez... y que ambos sumados, resultan ser un trece, redondo, perfecto, impar y eterno... 

Gracias Señor, y que tus hermanos estén de enhorabuena, no es para menos. Que el trece siga paseándose por siempre, por los cielos de Tu barrio... y que tu Dulzura, inunde sus calles, en noches de viernes de dolores y tardes de domingos de ramos... AMEN...


Gracias por las imágenes, las dos ultimas de Manuel Puga... 

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Foto cedida por Victor Ovies, de su web www.granadaphoto.com

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