Los que se meten bajo la oscuridad del faldon

viernes, 24 de febrero de 2012

La felicidad...

La felicidad... ¿que es la felicidad?. Si en esta vida, todo pensamos que es "relativo", también entonces tendremos en mente la idea de que la felicidad también lo es. Y puede que sea así. Para unos, seguramente la felicidad es un estado de ánimo que se produce en la persona cuando cree haber alcanzado una meta deseada. Un estado de paz interior, con un enfoque positivo, al mismo tiempo que ese estado le estimula a conquistar y desear nuevas metas. Satisfacción y alegría, súbita y/o espontanea. Según puedo leer, la Filosofía estudia su concepto y realidad. La psicología por su parte, intenta determinar los factores endógenos que el individuo puede manejar para alcanzar ese determinado estado de ánimo. La Sociología, se ocupa de analizar que factores sociales determinan los objetivos que el sujeto se marca como meta para alcanzar estados de felicidad. Y la Antropología, muestra como distintas culturas han establecido cánones distintos al respecto.

Osea que la "felicidad" al fin y al cabo, y según leo en la Wikipedia, es autorrealizarse, ser autosuficiente, experimentar el placer intelectual o físico, y de esa manera conseguir evitar el sufrimiento ya sea mental o físico... en fin. Yo no me voy a quedar en esto, porque me resulta "mú bonito de leer y mú difícil de conseguir"...

Pero yo si os voy a dejar por encima, o al menos lo voy a intentar, aunque sea con mis pobres palabras, explicaros que es para mi hoy la felicidad. Hoy, esta misma mañana. En que consiste, y que me lleva a ella... 

Resulta, (para quien aun no lo sepa), que he estado estos días pasados en la ciudad de Cádiz, concretamente tres. Domingo, Lunes y Martes de Carnaval, intentando desintoxicarme, y devolviéndole sonrisas que estaban perdidas, a las comisuras de mis labios. Visitando amigos, escuchando el sonido de sus calles y de su Mar. Recorriendo cada rincón de sus angostos cruces de caminos. Disfrutando de su fiesta bien entendida, empapada con el transcurso de los años, y la cual me ha sorprendido gratamente. Cádiz no es un "macro-botellón" sin sentido como algunos piensan. Haberlo lo hay, claro está. Pero ya cada uno elije que quiere hacer, quien quiere ser, y donde quiere estar. Y eso es también, el proceso a seguir para encontrar esa "felicidad" de la que intento hablaros.

Pues bien, estando en la Ciudad de Cádiz, el pasado lunes día 20 de febrero, a la vera de la misma puerta del edificio de Correos, disfrutando y hartándome de reír con la actuación de la mejor chirigota que he visto este año en la calle, y que son carne de callejera e "ilegal", como es la Chirigota del Vera Luque "Los Hinchapelotas", recibí una llamada que me hizo, muy feliz. Tremendamente feliz. Mucho más si cabía en esos precisos instantes. Mucho más feliz de lo que me he sentido en mucho tiempo. Claro, si estaba al lado de "correos" no me podían dar nada más y nada menos, que una noticia, que para colmo, ha sido de las mayores alegrías que me he llevado en muchos, muchos meses...


Al teléfono, Don Joaquín León, de la familia León, de los León y León de toda la vida de Dios. De esos Leones de mata gorda de pelo, con todo el arte bendito que les dio la calle Pan y sus cosas. Don Joaquín León. El Rey de la Selva, como el mismo se presentó al descolgar yo el móvil. Y tengo que decirlo, porque si no, no estaría siendo fiel a la verdad, esa que me ha causado seguramente más problemas que alegrías, pero a la que no pienso renunciar. No lo conocí. No sabía ni quien era. No me esperaba aquella llamada desde un teléfono que desconozco, pero que esta tarde mismo me entero, y le doy a "guardar contacto", con tó su nombre. Y con tó su apellido... "León"...

Y la conversación me dejó una sonrisa en el alma y en la comisura de mis labios, que aun me dura. Y que ya para siempre perdurará. "Señor Abuín, Soy el Rey de la Selva... ¿que no sabe usted quien soy?... el Rey de la Selva. El León... ¿quien va a ser el Rey de la Selva, Abuín?... pues claro"... jajajaja... así empezó esta conversación, y cuantas más veces la recuerdo, más me río, más sonrío, y más se expande mi alma, hasta que coge una amplitud tal, que soy capaz de rozar con mis manos el azulejo que nos deja saborear donde estamos... porque la cosa hoy va de azulejos... y es que de la misma manera, que yo llevo desde punto y hora en que se puso un azulejo dedicado a mi Señora, Madre por la que entré de lleno en este mundo de las cofradías, era raro el día que no me paraba junto a ese retablo, para decirle tantas cosas, que siempre quedarán para mi. Y fíjense, que por motivos de esta vida cruel, despiadada y todo lo contrario de lo que resumía anteriormente como "felicidad", pues por esas cosas y otras, llevaba ya bastante tiempo sin pararme un ratico bajo Ella. Se que es una tontería, porque la llevo tan dentro de mi, que es parte mía y motor de mi alma. Se que no me deja, que no me abandona, que siempre está y estará ahí. Y no le pido otra cosa que no sea lo que sale de su bendita hechura divina de mujer Universal. Salud... no te pido nada más. Siempre para los demás, y lo que te sobre, para mi... 


Total, que el Señor Don Joaquín León de todos los Leones del mundo mundial, tuvo la inmensa idea de agasajarme con un azulejo pintado a mano por Rafael Reina, y que recoge el rostro de la Virgen de la Salud, con motivo de que este año su establecimiento, "y el de todos", como cada año sacan a la luz su Cartel de Semana Santa, y este año le toca a mi hermandad. La Redención. Salesianos benditos de azul y negro. No voy a entrar a definir el porqué de los colores... así que esta misma tarde voy a recoger ese detalle precioso e inesperado. Y lo recogeré en compañía de mis hijos, que son siempre al final lo que queda. Y con ellos quiero compartir el momento que solamente de pensarlo, me hace temblar "de felicidad"... y no se si esto que os cuento será "la felicidad"... o no... o la felicidad será la sola idea de saber, que debajo de ese manto azul cielo y del color del agua de la Mar reflejándose ambos, sigue saliendo mi hijo... y eso si que es FELICIDAD...

Lo que si sé, es que esta tarde, le daré a todos y cada uno de los miembros de la Familia León, el abrazo más inmenso, sincero y FELIZ de cuantos se puedan dar alguna vez en la vida... GRACIAS, Leones... si ya no podía ir todos los días a ver ese otro azulejo donde me podéis encontrar cada Jueves Santo a la salida de la Hermandad Salesiana de la Redención, por meros motivos de localización geográfica de mi vivienda actual, mi situación personal y también la laboral, ahora, con este enorme detalle que habéis tenido a bien el tener conmigo, no dudéis jamás, de que no le faltará nunca, un beso, unas palabras, una vela, incienso y que sepan ustedes, que por muchas lágrimas que pueda derramar ante esta magnifica obra que me habéis regalado, serán miles de veces más las sonrisas que se me escaparán con tan solo pasar a su vera...

Tengan todos claro, que la Señora viene a su "casa", y que la colmará de Salud y de FELICIDAD, cada rincón de la mía... "de la mia alma, y del mio hogar"...


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Foto cedida por Victor Ovies, de su web www.granadaphoto.com

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