Buena noche, en singular... de las que fueron buenas y que recuerdo, esta es sin duda una de las mejores... esta tarde, la brisa del Mar (o de la Mar), y mientras el sol caía lentamente debido al interminable atardecer de nuestra costa granadina, me trajo buenas noticias. La brisa. En verdad tan solo fue una. Una en concreto que aceleró mi pulso, enfrió mi sangre caliente, despejo mis dudas y mis angustias, y superó todas las expectativas posibles que nuestra mente, en este caso la mía, poderosa a veces, pero frágil tantas de ellas, y que a mi me da una de cal y mil de arena con la que parece decirme que utilice la misma arena que me da para enterrarme a mi mismo, cuando llego muchas veces a callejones conocidos o no, que aunque tienen salida, yo no la veo por ningún sitio. Y entonces tengo que recurrir a lo único que me queda. Mi Fe. Mis más profundas convicciones y mis más arraigadas creencias...
Una noticia. Solo una. Y me ha bastado. Una persona a la que quiero con mi vida y a la que le daría hasta la última gota de sangre, si de mi dependiese el que siempre estuviese bien, ya ha salido de un túnel que atravesarlo nos ha durado cerca de dos años... Ella ya está bien, completamente fuera de peligro, limpia y sin mancha alguna... sin mancha alguna de una maldita enfermedad que destroza familias año tras año, esa que nunca tuvo el porqué tener un nombre aunque algunos se lo dieran... esa mancha traicionera que ha dejado una huella imborrable en los corazones de los más cercanos... pues bien, esa mancha ya no está. Buena culpa la tienes "TU", y otra buena culpa la tiene "Ella"... Ella y TU... Tu y Ella...
Y me da igual el orden porque las dos sois Mi Madre... las dos... una la que me dio la vida y otra la que me la quita. Una la que me dio su sangre y otra por la que sangro yo. Una la que sufrió la mancha, y otra sin mancha alguna. Una la Salud Eterna e Inmortal... otra Mortal, pero para mi siempre Eterna... Mis Madres... con mayúsculas ambas dos... a una la llaman María, y a la otra la llama Manuela... Manoli... y yo simplemente Mamá...
Hoy, mientras la espuma blanca y salina salpicaba mi cara, y la brisa del Mar (o de la Mar) me hacia cosquillas en mi espalda, cerré los ojos y me he vuelto a ver por unos instantes, junto a un palio azul que extraordinariamente se paseaba hace ya más de un año en pleno mes de las flores, en pleno mes de María... ya bien caída la noche, yo estaba al lado del relicario de amor en el que tantos años me metí debajo para simplemente pedirle lo que nada, ni siquiera el dinero nos puede dar... SALUD...
Esa noche, llegando a las puertas de la Patrona de todos los "granainos", La Santísima Virgen de las Angustias, yo no estaba donde debía de estar... ¿¿o sí??... ya no lo se, y mira que me lo llevo preguntando desde aquella inmortal e imborrable noche de Mayo. Resulta que en la igualá del palio, al equipo de Capataces les faltó por la tarde, para volver a casa desde la Catedral y en Salida Extraordinaria, un auxiliar. Y me pidió Carlos Jimenez, capataz del palio en aquella salida que quedara grabada en nuestros corazones para siempre, que les echara una mano en la izquierda atrás... encantado, ir siempre al lado de mi Virgen es siempre un privilegio... un inmenso honor...
Mi Madre, una de "ELLAS", lo estaba pasando bastante mal en aquellas fechas. La maldita enfermedad, la innombrable, le estaba jugando malas pasadas, y los remedios eran siempre una feroz batalla, en la que día a día dejaba terribles daños colaterales. Pero ELLA, sacando fuerzas de donde no las hay, pues nada hay donde nada queda tras el paso del veneno y de las radiaciones, y haciendo un tremendo esfuerzo, se plantó en la misma puerta de la Basílica de las Angustias, porque simplemente quería ver a "su virgen"... yo no creo mucho en las casualidades y si en que el destino te puede sorprender cuando menos te lo esperas. Ella en la Carrera de la Gran Madre de Granada, y TU llegando a las Angustias después de una tremenda tormenta de aor que nos dejo las calles bañadas de petalos para que los pisaran tus costaleros, y yo en tu costero izquierdo,... Ella esperandote, TU paseandote... y yo como centinela de mis propias plegarias... "Señora que todo lo puedes, fuente de Salud Eterna, no desampares ni me dejes en el olvido a la que Tu ya sabes..."
Y de pronto, como un torbellino veloz que se desboca con un chispazo premeditado, como un rayo que te electrifica las raíces del alma, como cuando el eco te trae voces que conoces desde el principio de los tiempos y te son familiares desde mucho antes siquiera de nacer... la escuché... "Francis, Francis... que he venido a ver si la Virgen me da Salud"... ella me vio pasar al ladito de lo que más quiero y mira que me hace bien sufrir... y me sorprendió, porque de verdad que no me la esperaba. Sabía como estaba esos días, ya había hablado con ella y lo vi en la cara de mi Padre que la acompaña en todo momento y lugar... y comprendí el tremendo esfuerzo que le había costado llegar hasta la puerta de las Angustias, y vi en los ojos de Mi Madre, una pizca de complicidad cuando me vio a su lado, al lado de Mi Otra Madre... en el costero izquierdo, el de toda la vida, en el que he recorrido algunos palos y el que me seguirá quitando el sentío al llegar Semana Santa, aunque no vaya debajo de Ella... y cuando os vi a las dos entre el gentío, supe que no era casualidad... debido a mi sorpresa, y a que no debió de pasar más que un segundo en todo esto que hoy os cuento, reaccione a lo mejor de mala manera, pues le dije hasta con enfado en mi tono y alzando la voz: "Calla ya, Madre,... que tu no tienes ná, que tu ya estás curá... ¿¿tu te crees que con lo que Ella nos quiere, iba a estar yo hoy donde estoy, y de ti se me iba a olvidar....??"
Recuerdo cada día esas palabras, las recuerdo todas, con mucho cariño pero también con el miedo que nos embarga todas las noches al cerrar los ojos, por nuestra bellaca y mezquina condición humana, la cual nos hace muchas veces flaquear... y las recuerdo todas, una por una, en el mismo orden y lugar... Mi Madre también las recuerda, y alguna vez que otra me las ha dicho en voz bajita, sin ni siquiera levantar la voz como lo hice yo en su día... "Francis, ¿¿te acuerdas la voz que me diste diciéndome que me callara, que yo ya estaba curá??... esa noche ambas estaban radiantes... una radiaba hermosura en su paso de palio, iluminado como jamás lo ha estado en otras noches de Nisán. La otra radiante, pero de las malditas radiaciones que estaban acabando poco a poco con su vida... y con la mía.
Hoy podía haber sido de otra manera... de mil maneras distintas... podía haber recibido la noticia en cualquier otro lugar del mundo. En el trabajo, en mi casa, en la calle que ardía seguramente en Granada, en el coche mientras conduces todos los días camino de buscarte las habichuelas.... pero no... ha tenido que ser mirando al mar... y mientras la espuma blanca y cargada de salitre y yodo salpicaba mi cara, y la brisa del Mar (o de la Mar) me hacía cosquillas en mi espalda, todo pasó velozmente, de manera muy rápida, eléctrica, fugaz pero eterna al mismo tiempo, como una película cuyo guión estaba escrito para que así fuese...
La mancha ya no está. La maldita enfermedad, la innombrable, ha desparecido. Y buena culpa tienen las dos... mis dos Madres... Tu y Ella... La una porque siempre estuvo ahí, en todo momento y siempre dando lo que mejor sabe dar a todos, SALUD... y la otra, porque ha tenido dos cojones para aguantar lo que ha estado batallando durante cerca de dos años, lo que le ha dejado debilitado su corazón y el nuestro. Pero ha sabido aguantar estoicamente la losa que un día le soltaron de sopetón... "estas cosas son así Manoli, y ya está"... le dijo el doctor... "cuanto antes atajemos a "el bicho", mejor... pero debes de saber que es lo que tienes, para poder luchar contra el... y debes de saber que fácil no será".... "pero TU tienes que ser la primera en saberlo, reconocerlo, y venirte arriba para poder ganarla la batalla..."
Y así ha sido... Gracias SEÑORA SALESIANA por estar siempre con los míos... y aunque se que algún día te la llevarás contigo, como nos terminarás acogiendo a todos.... yo hoy te doy las gracias por dejarla siempre un tiempo más con nosotros, entre nosotros... sin sufrir como lo ha estado haciendo estos últimos meses... con otras maneras y otras sensaciones...
Y no hubo jamás mejor marco para recordar todo esto que hoy os cuento, que el atardecer del sol en las eternas aguas del Mediterraneo... esas que me salpicaban en la cara con su espuma blanca cargada de salitre y yodo, mientras la brisa del Mar (o de la Mar) me hacia cosquillas en mi espalda...
Ahora, que todo el país está pendiente de la Final del Mundial, solo queda que gane España... y los que me conocéis sabéis de mi pasión por el deporte rey... pero que queréis que os diga. Yo ya he GANADO HOY... así que si gana España el domingo mejor... pero si por lo que fuese no le gana a Holanda... entenderme si me veis por la calle con una sonrisa de oreja a oreja, mientras "los españolitos de turno que se suben al carro por un partido de fútbol, lloren amargamente, Dios no lo quiera"... yo sonreiré... y no se si esa sonrisa será "profiden"... pero si os puedo decir que es profunda y sentida... tanto, que ahora mismo una simple mueca o atisbo de sonrisa, me araña el alma... y me produce una felicidad de esas que pocas veces siente uno en la vida... quizás el domingo tengamos una Estrella encima del escudo de nuestra selección. Yo estaré encantado como el que más. Mientras, permitirme que yo tenga Dos Estrellas hoy mismo... una en mi casa y la otra en la de todos...
Salud del alma mía.... que callado te lo tenías...
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