Los que se meten bajo la oscuridad del faldon

lunes, 15 de marzo de 2010

Undebel... al Diós de los Calés...


Dicen que desde Valparaiso se divisan cuatro clavos en el horizonte cofrade de Granada... y que esos cuatro clavos tienen dueño, pies y manos... Consuelo Gitano... Undebel...

Ayer domingo, y por segunda vez ya que en el año 2002 ya los pregonara, José Manuel Rodríguez Viedma ha pregonado a la Hermandad de los Gitanos de Granada. En la Abadía, en su Iglesia, ante un respetable que cuanto menos esperaban estremecerse con la prosa y la poesía de este granadino de corazón que naciese en el mes de la Patrona de nuestra ciudad. Septiembre... que tendrá septiembre, Madre, que cuanto menos es mágico...

Os dejo algunos extractos de su pregón... primero la entrada al mismo... y después vendrán mas entradas en estos días, porque el pregón ha tenido de todo... y para todos...

Disfruten de estas entradas que os iré dejando en píldoras y pequeñas dosis durante esta semana..

"... El amanecer se asoma a la ventana de Valparaíso con sus colores de fuego. Cuando el primer trigo de la mañana se acuesta en el regazo de las aguas cristalinas del Darro, dos jilgueros desnudan al viento el cantar de los Abencerrajes. Cuando la luz, tenue de los farolillos se desprende de las cuevas blancas del Sacromonte, cuando la zambra grita escondiendo su voz en la garganta amarga del poeta. Dos amantes deshojan la margarita del beso, hasta dejarlo muerto de amor frente a la Alhambra.

Cuando la primavera desnuda su muerte ante la primera oración esclava de la pasión y el verso, dos clavos de amor, se retuercen entre la fragua de sus pies doloridos… Gitanamente muertos y dolorosamente heridos sobre el nudo tácito, que hace chirriar la madera. Y nuevamente son dos, las luces de mis veinticuatro horas. Las del día, diluyendo colores entre las fuentes con sus aguas revoltosas, y las de la noche, dibujando estrellas sin nombre en el universo del sueño y la plegaria.

Y son dos los ojos para mirarte, encarnecido la tarde del Miércoles Santo, y dos los palos con los que el tambor redobla entre bordones y cornetas a cada paso que das, y cada segundo que mueres nuevamente por amor. Y son dos y no más, los ladrones invisibles que a tu derecha e izquierda, se alzan sobre el Gólgota de esta Granada de piedra, que a veces se esconde sin decir nada o para decirlo todo sin abrir la boca. Son dos Tus manos entre abiertas, clavadas y despojadas de cualquier caricia, atravesadas por otros dos clavos al tronco del suplicio, de donde lo divisas todo. Son dos y no más, los ríos por los que navega el suspiro de Tu respiración marchita. Dos el norte y el sur. Y otros dos, el este y el oeste. Y solo serán más de dos, cuando formen la otra Cruz, y sean la brújula de nuestras indecisiones.

Dos caras la moneda con la que pusieron precio a tu prendimiento. Dos puertas abajo en la Catedral, por la que Tu presencia se hará infinita. Entrando desde Pasiegas y saliendo por el Perdón. Dos motivos Cristo Gitano del Consuelo, entre otros no lo se, para ponerme bajo Tus plantas y pregonarte otra vez…

Ya ves, las circunstancias

nos volvemos a encontrar,

yo dibujándote palabras

lo más cerca del altar.

Y Tú en tu mástil de madera,

esperando que te quieran

y deseando perdonar.

Por eso eres Rey de justos

y no hallaste tu reino en la tierra,

pues aquí el que más tenga

siempre se niega a escuchar.

Que amar es otra materia

que a veces sin estudiar,

te premia con diploma en la gloria

aunque tengas dinero demás.

¡Que gitano de Risueño!

¡Que Cristo por desenclavar!

Mientras los versos de Machado,

te siguen buscando en la mar.

Pues ya ves las circunstancias,

nos volvemos a encontrar.

Por dos veces mi Cristo bueno,

que te vengo a pregonar.


José Manuel Rodríguez Viedma - 2010

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