Esta entrada, creía firmemente que nunca jamás la tendría que escribir, aunque rondaba ya desde hace años en mi cabeza. Pero ahora en la soledad de mi despacho, y mientras repaso con la vista algunas fotos de mis recuerdos y vivencias costaleras, mientras me aferro a una faja negra y a una camiseta blanca con un escudo salesiano y redentor en grande grabado a fuego en mi pecho, y mientras sujeto con firmeza una medalla con un cordón negro y azul, se que ha llegado la hora de escribir esta entrada. Y me tiembla hasta el pulso y mientras mi corazón se acelera. Pero debo de escribirla y sacar fuerzas de donde no las hay.
Hoy, 17 de octubre de 2009, creo que ha llegado el día de poner fin a una etapa que duraba ya mas de veintitres semanas santas. Una etapa, que la he vivído con la máxima intensidad mientras duró, y de la que nadie me puede reprochar lo mas mínimo, porque cuantas cosas se hayan ido dejando en el camino, todas ellas han tenido su explicación y gustosamente siempre las he dado a quien así las ha solicitado, preguntado, o simplemente ha querido saberlas o escucharlas.
Hoy, despues de la reunión de "costaleros", o de "hermanos costaleros", o de como ustedes gusten ya en llamarlos, porque ahora mismo no se bien que coño son, somos o en que nos hemos convertido, no me queda mas remedio que cerrar y pegar carpetazo a una parte muy querida de mi vida costalera y cofrade. Bueno, cofrade no, mas bien costalera a secas. Por que yo si me he sentido costalero con mayusculas de peleas interminables con un paso de palio azul salesiano, que de siempre me ha quitado el sentio, y me lo seguirá quitando, pero ya viendolo desde otra perspectiva.
Lo escuchado y vivido ayer durante esa reunión, fue la gota que siempre estuvo a punto de rebosar un vaso, que yo me he ido bebiendo a sorbos pequeñitos desde que entrara en esta hermandad, allá por 1987. Y digo que me he ido bebiendo sorbito a sorbito, año tras año, para que de esa manera nunca terminara de rebosar. Pero ya no puedo tragar mas, porque mi estomago esta asqueado de tantas aguas estancadas, putrefactas y venenosas, que ya ni siquiera mi propia bilis, la que yo creia totalmente inmunizada, puede controlar tal amargura y desencanto. Se acabo el tragar. Se acabo el beber. Y claro está, el vaso terminó anoche por desbordarse.
Se acaban con estas palabras veintitres semanas santas de costalería salesiana (algunas interrumpidos por obligaciones profesionales o personales), de pequeños sinsabores y de grandes recompensas. De muchos amigos, y de pocos enemigos, o al menos eso creo yo hasta que no se me demuestre lo contrario. De grandes amigos costaleros que han pasado por debajo de esos faldones benditos de los pasos de mis sagrados titulares. Y algunos de los que pasarón al frente de esos dos martillos. De mucha "salud" repartida a espuertas durante todo el año y no solo durante una salida procesional de tardes de miercoles o jueves santos. De grandes y eternas "chicotás" que quedarán siempre guardadas en mi memoria. Tanto las que este que os escribe disfrutaba debajo del faldón, como las que simplemente arengaba desde una cera a sus compañeros de trabajadera y cuadrilla. Y de redenciones escondidas, por cuantos nunca dieron la cara y en mi siempre encontraron una mano tendida y un abrazo fraterno y sincero de verdad. En este momento solo se me vienen a la cabeza las imagenes de mis enanos de ojos cristalizados y enrojecidos por el esfuerzo, de tener que salir con "lo que hay" y bregar cerca de doce horas con doce varales de alpaca repujada en los que a sus pies doce apostoles cobijam y guardan a la mas Bendita entre las Benditas.
Yo no tego dos caras. Jamás las he tenido. A mis treinta y seis años de vida, nunca me he escondido ni de una afirmación salida de mi boca, ni de un opinión vertida en cualquiera de los medios a los que he podio tener alcance. Tertulias, reuniones, foros, blogs, radios y prensa. Y claro que puede estar uno equivocado, ¡¡como no!!... pero para eso siempre he estado dispuesto a hablar y charlar con quien sea.
Anoche y os lo puedo prometer, yo asistí a una reunión más, de las que se celebran todos los años, con el único fin de vernos las caras, de escuchar a unos capataces que no lo son, y de comprobar un año más, que no hay cuadrilla, como se pudo comprobar anoche. A mi la verdad ya a mis años, me preocupa mas la gente que va debajo de un paso, que los que puedan ir fuera de el. Y me explico.
Ya da igual que sea fulano, o mengano, el que se haga eco del sonido del martillo del "león". Ya me da igual y lo mismo digo del que haga sonar a los angelotes que sujetan la corona real del escudo de mi hermandad en el martillo del paso de palio. Os lo juro, me da complemtamente igual y mas en mi hermandad que ya sabemos como se hacen las cosas desde tiempos inmemoriales. Siempre ha sido así, así que no se de que extrañarme a estas alturas.
Lo que no me da igual es que la gente que vaya debajo del paso, hable, despotrique, no esté de acuerdo, renieguen una y mil veces, se revelen, te digan, se envenenen en el mal sentido de la palabra (ojalá lo fuese en el bueno), y encima lo pasen mal debajo de un paso. Pero lo peor no es eso. Lo peor es que a la hora de la verdad, ninguno de los revelados se haga presente. Ninguno de los que despotrican, lo hagan donde deben. Ninguno de los que no están de acuerdo, hablen y entonces llegado el momento sellen sus labios y no digan ni una palabra donde procede. Y que ninguno de los que reniegan de capataces y compañeros, a la hora de la verdad, se queden como el mudo del palillero tan famoso por Cádiz, o callen como putas., que esto último de siempre se ha dicho en el lenguaje popular y que las putas me perdonen, si es que alguna me está leyendo, cosa que no espero, pero que no me desagradaría. Y no me desagradaría porque hay putas que son mas señoras, que muchas señoras que si que son putas.
Esta última expresión, por muy fuerte que parezca no significa más, que hacer referencia a quienes sabiendo que deben de salir al paso de una injusticia, llegada la hora, omiten su acción y cierran la boca aun a sabiendas de la cobardía que cometen. Y yo con estas cosas es que no puedo.
Llegue a la reunión, con la sana intención de no abrir la boca, pero es que no puedo. Es algo superior a mi. Y bien que lo siento. Lo que pasa es que se me coge un nudo en la garganta y un pellizco en el alma, que me hacen saltar como un resorte de donde esté sentado, y eso creo que me acompañará el resto de mis días.
Yo solo me suelo arrepentir de lo que no he hecho. Y de lo que he hecho, solo me quedan dos cosas. Una alegrarme por lo que hice, si es que fue para bien mio y de cuantos me rodean. Y dos, si obre mal, pedir disculpas a quienes así lo merezcan y poner los espartos para que no vuelva a suceder cosa igual. Dicen que de los errores se aprenden. Y creo firmemente en eso.
Ahora bien. Hablarón de nimiedades y de cosas que la verdad, a muchos les pueden parecer poca cosa, pero a mi no me lo parece tanto. Un capataz electo a dedo para tocar el martillo de un palio azul y bendito, al que abandonó hace tiempo, lo dejo, y ahora vuelve convertido en salvador de yo no se que, y que llega a presentarse sin un equipo de trabajo, sin un segundo porque aun no lo tiene decidido, y que parece no saber jugar a lo que juega.
Otro capataz eterno e imperterrito, que deja hacer a los que le hacen mal a la cuadrilla del Señor, aun a sabiendas que no debería, pero que lo hace por el único fin de mantener el martillo prometido o por el mideo que le pueda dar el perderlo.
Seguramente sean puntos de vista distintos o maneras de ver la vida desde una optica diferente. No todos tenemos que ser cuadriculados y cortaditos por la misma tijera. Si eso fuera así, que pena de vida, ¿¿no??
El caso es que se hablaron de cosa a las que yo tuve que levantar la mano, porque si no, el nudo de la garganta terminaría por ahogarme o el pellizco en el alma, haría brotar viejos berdugones y moratones de los que ya no me quiero ni acordar, y creo sinceramente no merecer.
Pero llego un momento en el que no pude más, y encima es que me lo pusieron como se dice vulgarmente, "a huevo". Os pongo en antecendentes a todos y creo que de esta manera ustedes podrán salir de dudas de esto que ahora os cuento, y que me esta costando trabajo hasta de escribir.
Mes de junio de este mismo año. Elecciones a Hermano Mayor en mi Hermandad Salesiana. Dos candidatos. Dos proyectos bien distintos y uno mas bien definido que el otro, que no digo que el otro fuese malo, sino que a mi uno de ellos, de los dos, pues me parecia mejor o más acorde a mis ideas cofrades para con mi hermandad salesiana. Y como no se nadar y guardar la ropa, pues cada uno tiene que decantarse en un momento dado de la vida, por A o por B. Yo me decante por B, y digo B, porque la B va despues de la A.
Yo acudí a la presentacion de el proyecto A, de quien ahora mismo ostenta el cargo de Hermano Mayor en Salesianos, y también acudí a la presentacion del proyecto B, del candidato que perdio de una manera holgada las elecciones. Hasta aquí creo que todo correcto. Dias despues de las presentaciones tuvo lugar el cabildo de elecciones en la hermandad, y gano A, y perdio B.
Yo, que desde un primer momento me decante por B, y perdí, como perdio todo el que estaba en el barco del B. Y entonces sonó la campana. Se acabo el combate pugilisticamente hablando y la verdad me alegré. Me alegré por dos razones. Por que fue un combate al que asistieron un amplio espectro de hermanos a presenciarlo y formar parte de el. Y porque fue el mejor cabildo de unas elecciones a hermano mayor en salesianos, despues de mas de veinticinco años de vida. Aplaudí al termino del cabidlo, pero no por el motivo de que A hubiese ganado a B, sino por la participación de mis hermanos. Y me alegré en el fondo porque mi hermandad está viva, o así yo lo sentí en ese mismo momento, a pesar de haber perdido como se dice vulgarmente, de paliza.
Y como os decía, sonó la campana y el combate había terminado. Yo, me acerque al exhultante ganador de las elecciones y le tendí mi mano, acompañada de estas palabras: "Miguel, enhorabuena. Ahora a trabajar por la hermandad"... a lo que en vez de estrechar mi mano, y con sorpresa por mi parte me encontré con un abrazo, cosa que no me esperaba, toda la verdad sea dicha. Pero así fue.
Sorprendido por una cosa y triste por otras tantas, marché a casa. Como era de esperar no me iba a quedar en la celebración del ganador. Una cosa es una cosa y ya eso como que sobraba. Así que llegue a casa, me descalze y me puse comodo, analizando lo que nos habia deparado esa jornada y pidiendole al Señor de la Redención y a Nuestra Señora de la Salud, sabiduría para estos próximos años, y quien sabe, a lo mejor esto había pasado porque así lo habían querido Ellos. Llamadas de telefono unas cuantas, hasta que una de ellas me hizo saltar del sillón. Un Hermano y Costalero de la hermandad me llamaba para decirme lo siguiente:
"Abuín, ¿que pasa como estas?. No veas la que se ha liado con el nuevo hermano mayor, en el bar del colegio"
¿Que ha pasado? - contestación mia.
-Pues que estando tomandonos unas cervezas, ha llegado y ha empezado a hablar de ti, y te ha puesto como los trapos.
- ¿Que me dices?, ¿Cuando ha sido esto?- muy sorprendido por mi parte.
-Pues minutos despues de marcharte. Miguel nos ha dicho, que eres un "enterao", que eres un "listo", que eres el "chulo de los pelitos largos y las gafas en lo alto", un entendío que sabes de todo, que nunca seras capataz de esta cofradía porque ya eres "capataz de capataces", un montón de cosas y que como nadie le cortaba, pues le he tenido yo que parar los pies.
- No tenias que haber entrado al juego, pero muchas gracias por defenderme. ¿Que le has dicho? Mas que nada, para yo saberlo, y actuar en consonancia a los hechos.
- Pues le he dicho, que me parecia una falta de respeto, el que un hermano mayor recien elegido, que es la cabeza visible de la hermandad, esté criticando y hablando lo que está hablando de un costalero que ahora mismo no está presente, y que le acaba de dar un abrazo y felicitarlo por haber ganado las elecciones antes de marcharse.
- Muchas gracias amigo. Ya nos veremos. Gracias una vez mas por la defensa prestada, pero esto yo ya no me lo esperaba. Esto es lo último que me podia esperar de un hermano mayor recien elegido, o de una persona a la que acabao de felicitar como hermano de mi hermandad.
Habían pasado hasta ayer, cerca de cuatro largos meses desde aquella lamada telefónica, y aunque hemos tenido algún acto ya de hermandad, como el Traslado de la Salud de nuevo a su casa, una misa donde jurarón cargos los nuevos miembros de junta de gobierno, y una misa de cultos mensual, no creí oportuno entablar en esos actos conversación con quien no la quiere, y ahora pienso que ni la merece, pues no busca acercamiento ninguno, mas bien, creo que ni le interesa, y eso que ocupa un trono que bien debería de saber que sirve para "unificar" mas que para "dividir", y mira por donde, anoche, este hermano mayor presidía la mesa junto a los capataces, en la reunión que anoche tuvimos en el salón de la Familia Salesiana en el Colegio San Juan Bosco del Zaidín.
Y entonces llego su momento, y al cerrar la reunión de costaleros, o al menos eso pretendía, al empezar su discurso, no se le ocurrio empezar con otra palabra que no fuera "respeto". Nos pidió "respeto" a los costaleros, "respeto" hacía sus desiciones como puede ser poner a un capataz que ha sido auxiliar del cristo porque se le ha puesto en gana, y aun sabiendo que se ha equivocado, porque así ya lo ha comentado el en algun que otro rincón, sabe que no puede echarse atrás. Y nos pide "respeto"
¿¿Respeto??... ¿¿Usted, que no respetó mi sincera felicitación??
¿¿Respeto??... ¿¿Usted que me abrazó, y yo dí por terminada esa absurda guerra en el momento que se contabilizaron el total de los votos??
¿¿Respeto??... ¿¿Usted que minutos despues de recibir ese abrazo y mis felicitaciones adornadas con unas verdaderas palabras de ánimo salidas desde lo mas profundo de mi corazón??
¿¿Respeto??... ¿¿pero como puede usted empezar un discurso ante cerca de sesenta "hermanos costaleros" pidiendo respeto, cuando usted que es el que tiene que dar ejemplo, fue el primero en faltarlo, y aun no ha pedido disculpas por su fea acción??
Y ante estas cosas, que quereis que os diga. Uno no puede callarse, y mi brazo se levantó y pidió la palabra. Pregunte en tono serio si era verdad la llamada efectuada por este costalero y todo lo que se me dijo por telefono aquella misma tarde, que para colmo este hermano costalero estaba ayer presente en dicha reunión.
Le pregunte por el abrazo que le habia dado, y me contesto que si, que era verdad.
Le pregunte por las palabras que le dije y le pregunte que si era cierto que yo le habia dicho estas palabras anteriormente comentadas. Y me dijo que si.
Y entonces le pregunte, el porqué me puso como los trapos despues de todas estas cosas anteriormente citadas,y me dijo que eso no era verdad, a lo que se levantó este costalero y le dijo:
- "Oiga Usted, lo que está diciendo Abuín es verdad, y yo mismo fuí el que le tuve que decir que estaba usted faltando el "respeto" a una persona que no estaba y que hacia escasos minutos le habia felicitado por su triunfo en las elecciones, y que no me parecia bien en absoluto como estaba usted actuando, por muy contento que estuviese por haber ganado unas elecciones a hermano mayor"
Se hizo el silencio por una puñetera vez en toda la reunión, y yo me levante y dije que me marchaba de dicho acto, y que era más, no iba a aguantar ni consentir, que quien tiene que dar ejemplo en esta hermandad, el que ocupa ahora mismo el mas alto cargo, pueda siquiera pensar en pedir respeto a los demás, cuando el mismo, siendo ya hermano mayor electo faltó el respeto a este que os escribe y da la cara en este blog y donde se tercie. Me despedí de la cuadrilla y lo dije bien claro.
"Me marcho de la cuadrilla, porque no la hay. Me marcho de la reunión, porque no puede pedir respeto, alguien que no actúa respetando a los demás. Y dejo de ser costalero de esta hermandad, porque ya está bien de que siempre sea yo el que levante la mano, hable y diga las cosas, al menos como yo creo que deben de ser, o debieran de ser, para llevarme lo de siempre... nada."
Y salí en ese momento de la sala, pero el instinto y ese lazo indestructible que me une a mi Cofradía, a mi Colegio, a mi Cristo Redentor, y sobre todo mi inquebrantable e invisible lazo que me une a María Santísima de la Salud, me hizo volver sobre mis pasos para decir la última frase que me van a escuchar en una reunión de costaleros en esta hermandad, y que no es otra que la que da titulo a esta entrada.
"Me voy de esta cuadrilla, dejo de ser costalero de esta hermandad, pero que sepais que sigo y seguiré siendo hermano de esta cofradía, y que no me voy a ir de esta hermanda jamás, y no vais a echarme ni tú ni nadie de ella... NI CON AGUA CALIENTE"...
Obviamente esta frase iba dirigida a esa mesa presindencial, con el Hermano Mayor a la cabeza, porque la verdad, a los otros tres hermanos que la ocupaban les deseo lo mejor. A Juan Luis que le vaya bien con el grupo que se las hace pasar mal. A Francis que encuentre pronto a ese segundo, y que se gane al menos la confianza de los de abajo. A Emilio que su brega y su liucha por integrar a las dos cuadrillas y hacerlas una, le vaya bien y ojalá que lo logre.
Y a Miguel como hermano mayor también, que le vaya muy bien aunque el no se lo crea. Porque lo bueno que haga Miguel para con mi hermandad, sera bueno para todos. Pero al Miguel, a la persona que me faltó el respeto no le puedo tolerar ni consentir que venga a pedir a los demas, algo que el no usa ni practica. Por mucho que ahora mismo sea el Hermano Mayor de la Redención.
El que quiera saber como acabó esta reunión que pregunte a los que asistieron anoche a ella. Yo solo se, que mientras salía andando y encendiendome un cigarro hacia el patio porticado del colegio salesiano, solo escuchaba de fondo una sonora y calida explosión de palmas y vitores, que la verdad, no se muy bien, si fueron dirigidos a mi, si fue mas bien por la última frase que dije, o es que alguien justo despues de mi intervención dijo algo.
Ni lo sé, ni me importa, porque si aquí alguien ha perdido, ese he sido yo. Pero mas que perder, fue cerrar una etapa, una etapa que siempre recordaré, por mucho que les pese a otros y que como me dijo un hermano anoche, "Abuín, ¿¿sabes una cosa??... que nos quiten lo bailao"
Y eso si es verdad. Veintitres primaveras dan para muchas cosas. Malas, regulares y buenas. Me quedo con las buenas, me quedo con la gente que me quiere y aprecia y que nos quiten a todos lo bailao debajo de ese faldón, del que muchos desconocen sus pespuntes y sus costuras...
Señora, tu que me aportas Salud a mi y a los mios, perdona mi abandono. Sabes que dejaré de besar tu manto y tu costero al meterme bajo tu manto azul de gracia infinita. Sabes que dejaré de besar tus trabajaderas y de presignarme antes de rezarte una oración con mis compañeros cada vez que he tenido ocasión de ensayar bajo tus maderas o tus parihuelas de tubo. Y sabes también que dejaré de compartir chicotás interminables y eternas como las que he compartido contigo y con mis hermanos durante tantos años.
Dejar la cuadrilla de "Hermanos Costaleros".... eso no me pesa, porque siempre estarás en mi corazón y en mi alma. Y se que desde la fila, bajo mi capillo y con mi cirio en la mano te iré rezando por las calles de Granada. Porque nunca te dejaré sola, ni a Ti, ni a tu Hijo, ni a tu Hermandad.
Pero que duro se me hace el pensar, que ya no gritaré con el corazón en la boca....
"Oido... que se va la Salud..."
Siempre tuyo Señora, hasta el fin de mis días.
Francisco Abuín - Christi Passio
Abuín de los abuines de toda la vida... Vamos a ver... Yo soy lector (ni espectador siquiera) de esto que has querido compartir con los que seguimos tu blog. Por ello, a priori debo dar por bueno lo que dices, y no porque en alguna ocasión haya percibido mentiras en tus declaraciones, no. Simplemente, porque las palabras siempre tienen muchos puntos de vista y obedecen a miles de interpretaciones. Permíteme pues, que sin dudar ni un ápice de cuanto expones, argumente siempre con el concepto de presunción por delante. Y verás: si presuntamente fuiste lesionado verbalmente por tu hermano mayor, creo que lo mejor hubiera sido forzar un encuentro, café en mano con él e intentar que las aguas (bien sabes que por Darro, Genil, Monachil, Beiro... vienen siempre bajitas) tomaran de nuevo su cauce. Al irte de la cuadrilla no solventas nada. Cierto, nadie es imprescindible, pero todos necesarios.
ResponderEliminarNo solventas nada si achacas una presunta falta de respeto a tu hermano mayor, porque tú, hermano desde siempre de la hermandad, con una edad y unos méritos ganados a base de constancia y de fe, te has convertido en alguien público e influyente. Sobre todo ante el buen número de jovencísimos costaleros que sabemos, tiene Redención y Salud. No se trata de que no podamos cuestionar a un hermano mayor sólo por serlo; más bien de enjabonar, aclarar y tender la ropa en casa. No solventas nada indisponiéndote con quien presuntamente no es respetuoso, porque no sabes si él ha reflexionado sobre su presunto fallo, y todos merecemos no una, sino hasta cien oportunidades para demostrar que nos mueve un bien común. Y no solventas nada cuando tú mismo reconoces, que quien pierde eres tú. Al menos, si como apuntas, vistes la túnica nazarena salesiana, ganaremos hasta los que no somos hermanos, porque en Granada, un nazareno más, es una victoria. Pero recuerda que casi doce horas de estación de penitencia para alguien que lleva 23 años disfrutando de las mieles y de los derechos y privilegios de un costalero, puede convertirse en un reto insuperable. Abuín, por cuanto te he tratado, leído y oído, creo que eres reflexivo, siempre dispuesto al raciocinio y por encima de todo, abierto a escuchar a otros y a replantearte tus planteamientos si juzgas que fueron equívocos.
ResponderEliminarPor eso, ante presuntos errores de otros, en el seno de una Hermandad donde lo principal debiera ser que un hermano se sienta a gusto en su Cofradía, creo que no solventas nada quedándote con este sabor de boca a despedida. Mira, conozco a gente que ha sido enterrada con la túnica de su hermandad, por propia voluntad... Porque ni la muerte puede privar a un cofrade de despedirse de lo que tantos buenos momentos, tantos buenos amigos, tantos hechos necesarios, tuvieron en vida... Sé que no es necesario ser costalero (si me apuras ni hermano) para sentir devoción por unos Sagrados Titulares e inculcar a los tuyos esa fe. Pero si por algo cargo las pilas en la Calle de San Antón, es por momentos para otros ridículos, absurdos, inapreciables, como tomarnos una veintena de hermanos una cerveza en la casa de hermandad tras haber presentado un dvd, o fumarme un cigarro en la puerta del Monasterio, después de una misa de hermandad, mientras besas y abrazas a hermanos que llevas tiempo sin ver, y no por ellos, sino por mí, que soy (y no me jacto de ello) poco pródigo en mi hermandad. Y nunca me han dicho por qué no paso con más frecuencia o cumplo mi deber que acepté al jurar las reglas. Al contrario, siempre ha sido más la alegría porque haya asistido a dos misas que por haber fallado a diez. Esa es la hermandad. Entrar un viernes a tu casa, y, con seis hermanos mal contados, echar un rato (aunque sean cinco minutos) y poder confiar en ellos.
ResponderEliminarMis hermanos, este pasado puente, a 180 kilómetros de Granada, me demostraron que lo son cuando aprobamos un palio, cuando montamos un Altar de Cultos con 118 cirios y cuando uno está pasando por un mal momento. Sólo por ver ayer de mañana, a Celia Esperanza Alcalá, con su padre Rafael, en la Función Solemne de Consolación, valió la pena haber ingresado un día en la Hermandad. Esas son las pequeñas cosas que apuntan más que una presunta falta de respeto. Y estoy seguro que tanto tú como Miguel, sois más que capaces de dirimir, limar asperezas y reencontraros, aunque sólo sea porque lleváis dentro un espíritu de don Bosco que no puede echar para atrás nada, nadie... Abuín, hermano, la vida es tan sumamente difícil porque nosotros la queremos así, que no merece la pena tener un Guantánamo personal de enemistades. Vale más la pena, contar con una agenda grande y llena de nombres. Y si encima, casi todos, tienen en su cabecero, o en su coche, o grabada a fuego, la misma medalla que tú, las presuntas faltas de respeto, los dimes y diretes, son tontería. Piensa y recibe un abrazo. El mismo que seguro te dieron de verdad, aunque presuntamente, luego, no lo hicieron bueno. El que yo te envío, sí es presuntamente grande.
Se que tu abrazo es, ya no presuntamente grande, sino grande a secas y se agradece. Pero creemé que he realizado cuantas cosas podían estar en mis manos, para que precisamente de ellas no se fueran. Y se han terminado por ir.
ResponderEliminarUsted sabrá bien, lo que me ha costado escribir esta entrada. Pues mucho, pero muchísimo y mas allá de lo incalculable.
Cierto que imprescindibles no somos nadie. Cosa mas que sabida por mi desde hace ya muchos años. Pero después de lo relatado en mi entrada, lo que a lo mejor usted no sabe, es que si yo me volví y sentencié con esa frase de que no me va a echar ni el ni nadie de la hermandad ni con agua caliente, fue porque cuando me levante y abandoné la reunión por propia decisión, al salir por la puerta este señor dijo textualmente y todos lo pudieron oir:
- vete, eso es lo que tienes que hacer.
A lo que me volví y avisé, con la frase que usted ha leído.
Saben todos en mi hermandad y en otras, que no soy persona de coger una linea y que no se toque en ningún con algún hermano, por muy descabelladas que puedan ser nuestras ideas o nuestras razones, las cuales se pueden defender de una manera o de otra.
Siempre he tenido la mano tendida, y el que me conoce bien lo sabe. Lo que no se puede tolerar es que tu tiendas la mano y te la coma el mismo al que se la tiendes. Des un abrazo y te pisotee el mismo que lo recibe. Y encima, abandones el barco, lo que debería de ser motivo de alegría y satisfacción de unos y llamemosle "pena, penita, pena" de otros y en vez de callarse la boca, pida respeto no acordándose de que para pedir, uno tiene antes que dar, y que demostrar a los demás que es el primero en poner los espartos.
Pero no, todo lo contrario. Mira David, el mismo día antes de entrar en la reunión, salude a Juan Luis, Capataz del Señor, como lo he saludado desde que nos conocemos que son mas de 23 años. Y mas que he tenido yo con este hombre, a niveles internos de hermandad y de su posición de capataz, no ha tenido nadie. Pero eso no quiere decir que yo deje de saludar a tal persona ni me alegre de sus desgracias y sus penas.
¿¿Me entiendes??... Y este señor todo, absolutamente todo lo lleva al tema personal, en vez de analizar, que si se le critica una serie de circunstancias derivadas de sus cargos en la hermandad, son ÚNICA y EXCLUSIVAMENTE de SU CARGO, desempeñe el que sea. Este señor ha tenido dos, que yo sepa, Mayordomo Mayor y Hermano Mayor.
Y yo como hermano de mi hermandad, cuando llego un Cabildo, le aplaudo lo que está bien, y le critico lo que está mal. Independientemente de la persona que esté detrás del cargo.
Pero somos muy dados a llevar al tema personal estos asuntos, según que cosas, o según que momentos. Y eso no vale, porque así no se juega limpio. Y creo que en una Hermandad hay que jugar por encima de todas las cosas, de manera limpia.
Si un hermano se alegra de la partida de otro hermano, independientemente del cargo que se pueda desempeñar en una Cofradía, borremos entonces la palabra cofradía. Nada más.
Espero que entiendas mi entrada, no que la compartas. Lo mismo que dije allí lo dije acá. Y al revés. No tengo dos caras, pero si se perfectamente donde está el limite, y creo que este señor lo ha rebasado con creces. Así que si ya no pertenezco a la cuadrilla de costaleros, no se preocupen que yo no hablaré jamás en foros ni en ningún lugar del mundo, como integrante de esa cuadrilla. Pero de hermano, que yo si se lo que es ser hermano, lo dicho...
Ni con agua caliente, pequeño gran hombre... ni con agua caliente.
Saludos, y gracias por tus palabras y por tu "presuntamente" abrazo grande.