Miradas. Formas de mirar y de entender nuestras cosas.
Como por ejemplo, la mirada de un ángel que busca entre la gente al que desde la cera lo está mirando de frente, pidiendo ser redimido de los pecados y ayudado en su día a día.
Como la mirada joven pero seria del que sabe perfectamente lo que está haciendo, y es consciente de sus convicciones y del trabajo evangelizador que está realizando.
Como las miradas que no vemos de los hermanos que luchan en la pelea para mostrar al Señor por las calles y no podemos verlas porque se ocultan bajo la oscuridad de un faldón.
Las miradas de las gentes de bien a las que evangelizar cada primavera y que hacen que nuestro esfuerzo valga la pena. Por cada una de ellas que mire al Señor, ya habrá merecido la pena nuestra lucha diaria y nuestra estación de penitencia.
Las miradas mas tiernas e ilusionantes de nuestra Semana Santa. Son el futuro. Sin esas miradas infantiles esto no sería posible, porque el relevo generacional fundamentado en los principios de nuestros antepasados, serán ellos quienes lo sigan llevando a cabo el día de mañana.
Porque la mirada comprometida y firme de quien muestra públicamente su fe, es una mirada limpia, dura en el fondo, convencida de sus ideales, que estremece en muchos casos, y que dando la cara dicen a plena voz: "Señor hoy estoy contigo en la calle, y será por los siglos de los siglos"
Con la mirada y la mente puesta en el Redentor de los hombres. Con la firme convicción de que seguir al Señor, es mucho mas que colgar un póster en nuestro cuarto, o tener un polítono de añejo sonido cofrade en nuestro móvil.
Como las miradas que piden seriedad y respeto por lo que hacemos entre todos nosotros, y que de forma pública, libre y voluntaria ejercemos durante los días mas bonitos del año.
Una mirada cariñosa a quien nos ayuda en nuestro caminar. Una mirada de hermano, que nos apoya y nos acompaña, que nos enseña y que nos muestra el verdadero camino hacia El.
Una mirada perdida.
Con el alma encogida en un puño que sostiene un rosario.
Con el corazón latente que retumba en las sienes.
Con el resplandor que penetra los agujeros de un capillo.
Con el sudor recorriendo fríamente sus mejillas.
Con la luz de un nuevo atardecer granadino.
Y al final de esas miradas siempre El. Señor y Dador de Vida. Divino Redentor.
En mi caso, hoy mis miradas van dirigidas al Dulce Jesús del Rescate
¡¡ Hosanna, Amado Salvador, Hosanna en el Cielo y en la tierra !!
.... y gracias por estar siempre ahí!!
Imágenes gentileza de "guervo"
Aún no te había puesto nada... muchas gracias por poner mis fotos.
ResponderEliminarGracias a ti. Las miradas, cambian con el tiempo. O al menos, las formas en las que mirar... un abrazo!!!
Eliminar