Los que se meten bajo la oscuridad del faldon

lunes, 24 de mayo de 2010

Un año más... que larga se hace la espera...


Un año más. Parece que fue ayer, pero han pasado ya muchos días con sus noches estrelladas, tantos días que se han convertido en varios años, e incluso mas de tres lustros, y casi, casi cuatro... desde que yo pisara tus arenas en 1991. Una mujer morena, la cual no sabía nada de nada, iba haciendo el camino con su Hermandad Rociera de Granada, ataviada ella con su bata corta y sus botas camperas. Yo no pude contener la espera, y preguntando por donde venía Granada, eché a caminar desde el Ajolí hacia su encuentro...

Eran aproximadamente las cinco de la tarde, hora taurina y taurista (que nos gusta a los tauros esa bendita hora, impar... las cinco). Un sol de justicia hacia honor a su nombre y nos quemaba la piel. Me crucé con peregrinos de otras hermandades, los cuales empujaban sus carretas y sus simpecados, algunos varados en la arena fina y llena de surcos que ya habían ido dejando otras hermandades. La arena no me pesaba, porque parecía ir flotando sobre ella... ¿¿por donde viene Granada??.... !!tres Hermandades por detrás... como a un par de horas de camino... creemos que llegarán sobre las nueve de la noche al Ajolí!!...

Yo no podía esperar más, y a su encuentro que me fui, al de la hermandad de Granada. Pero sobre todo al suyo, a su encuentro. Ella sin saber nada, y yo por el Rocío caminado sus arenas y dejando a los amigos con los que llegue a la aldea en el mismo puente de entrada a la Aldea. U buen rato andando y de pronto la vi, y me aparté del camino. Me eché a un lado y me apoye contra la barrera de madera y espino la cual formaba una alambrada y una valla que le daba contorno a aquellos ultimos kilómetros de la Raya Real. Ella, guapa como siempre con su pelo recogido en una cola y sucia su cara bonita por el polvo del camino, como siempre también... y es que eran de las que andaban cerquita de su Simpecado... siempre cerca. Ese año recuerdo que la hermandad tuvo un percance y la preciosa y singular Carreta granadina, palacete alhambreño que se adentra en los pinos, había volcado días antes... y ella estaba entre las poquitas personas que iban andando a su vera, sin saber que momentos después bien pudiese haber ocurrido una desgracia.

Tamara, la hija de Manolo "El Sastre" me vio... y corrió a decírselo... !!Manmen, Manmen, mira quien está allí, apoyado en la valla!!.. ¿¿No es ese tu novio, el Abuín??...

- ¿¿Como va a ser mi novio??... no te quedes conmigo, Tamara... ¡¡que mi novio se ha quedado en Granada y se que no puede venir!!... ¡¡no me digas esas cosas!!... (mientras de fondo sonaba como siempre, la flauta y el tambor de Alfonso, arengando a los romeros granadinos y mostrandoles lo cerca que se encontraba el final del camino y la llegada a la Ermita)

Pero su cara morena bañada por el sol que fue dandole durante el camino de pronto cambió...

¡¡ iralo, allí está... junto a la alhambrada!!... y al verme le cambio la cara a esa rociera y sus ojos se inundaron de lágrimas que embarraron su cara, e hicieron dibujarse en sus mejillas los mismos surcos que ella llevaba andados durante dos días de Raya Real... esos mismos ojos en los que me sigo mirando todos los días... unas veces con mas razón que otras, y otras veces a punto de perderlas todas...

Me acerqué, y no se lo podía creer... yo si que no me podía creer estar junto a ella en aquel camino, en aquellas arenas... en una cosa tan grande y tan importante para ella... su Virgen del Rocío estaba ya muy cerca, y yo estaba allí para acompañarla ese año... y poco me importaba el tener que dormir a la intemperie, debajo de las mesas de una improvisada acampada, donde se desayunaba, se comía y se cenaba cada uno de los días que nos quedaban para verte volar, Paloma Blanca, a hombros de almonteños con sus camisas verdes, verde caqui y militar para ser exactos... que poco me importaba que Antonio Aguilera me despertara echándome agua en la cara... ¡¡Quillo, levántate ya, que te va a dar un tabardillo ahí tirao en el suelo!!... estaba con ella, estaba con el amor de mi vida... y cuanto me alegro de no haberme equivocado... y que poco me gusta el no hacerlo... no me suelo equivocar, y esa fue una de esas veces en las que no me equivoque... y es verdad que nada o poco me importaba todo aquello. Yo lo que quería era estar cerca de ella, y compartir de cerca, una de sus "passiones"... Su Rocío, Su virgen guapa y almonteña, su señora marismeña la cual preside nuestra terraza desde hace ya unos años...

Estaba donde tenía que estar, y era mi primer rocío junto a ella... después repetiría al año siguiente. Desde entonces, muchos años han pasado ya, y ella no ha vuelto a poder hacer el camino. Trabajo, hijos, labores maternales y mil y quinientas cosas más que no vienen al caso. Cualquier día se que tendrá que volver a pisar esas arenas y correr junto a tu vera... y eso es lo que hoy te pido.

Hoy, Lunes de Pentecostes, a estas horas, y después de que otras lagrimas inundara mis ojos a eso de las 9 de la noche, noche histórica para el equipo de mi corazón y de mis sentimientos rojblancos, no me dejo de acordar de aquel Rocío de 1991.... muchos años han pasado ya... y hemos ido a algunos otros Rocíos más recientes, pero ya fuimos el fin de semana, sin ocasión de pisar tus benditas arenas. Ella hizo su ultimo "camino" en 1992... pero Señora, Tu sabes que nunca se hace el ultimo camino, sino el penúltimo... siempre habrá ocasión de hacer un camino más...

Y eso, estando ahora mismo en el salón de mi casa, esperando tu salida anual y mientras tanto yo la miro a ella, y me quedo absorto en sus pupilas brillantes y mojadas, fruto de las lagrimas que están a punto de estallar de tanto buscarte con la mirada, de tanto dejar fija la vista en tu hermosa cara rociera y almonteña, de tanto sentir como su corazón se acelera al llegar estas fechas y que su mente se transporta hacía tus marismas infinitas de amor y gracia divina... eso es lo que te pido. Aunque yo me tuviese que quedar en tierras granadinas y ver partir la carreta palaciega y nazarí que porta al Simpecado verde y oro con sus granadas y sus hojas de acanto, y que se custodia en San Pedro durante todo el año...

Porque se que se lo merece, y porque intentaré por todos los medios que pueda volver a pisar tus calientes arenas de fervor y de amor inmenso hacía Ti y hacía tu Divino Pastorcillo... Rocío, Reina y Madre del Divino Redentor, Madre de Dios y Nuestra, Abogada y Maestra... vuélvenos hoy tu mirada y ayúdame a que pueda cumplir otro sueño más...

Ver a mi mujer caminar otro año mas por tus arenas... por tus senderos... por los surcos que dejaron sus huellas en aquel camino... yo por mi parte me volveré a apoyar en aquella alambrada y la volveré a ver pasar.... allí la estaré esperando si es que yo no pudiese ir por trabajo o lo que sea...

El año que viene se cumplen 20 años de ese Rocío... es una buena ocasión, ¿No crees, Rocío??...

Yo creo sinceramente que sí... y sabes que si no pudiese ser... mientras tanto, te seguiremos pidiendo desde esta casa Salud... esa que no nos debe de faltar nunca, para que nuestros sueños terrenales se sigan cumpliendo... esta entrada tenía que llegar tarde o temprano... que mejor fecha que un Lunes de Pentecostes...

Viva la Virgen del Rocío... Viva la Madre de Dios... Viva la Reina de las Marismas...

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