Los que se meten bajo la oscuridad del faldon

viernes, 22 de enero de 2010

Si quieres ver la vida de frente...


He de decirlo. Cuanto más leo esta letra del Popurrí de la Comprasa Las Noches de Bohemia, de Juan Carlos Aragón, más me gusta y más me siento totalmente identificado con ella. Seguramente será por que son fechas de carnaval y hay que ser un poco crápula, solo un poco.

Y si crápula es aquella persona que lleva una vida de vicio y libertinaje, o según el RAE, significa también "borrachera o embriaguez"... bien nos lo podemos aplicar un poco a cada uno de nosotros. El que mas y el que menos tiene algún vicio , por mucho que no sea confesable. Unos son jartibles de la semana santa, y otros son jartibles de los carnavales. Otros son viciosos de cuanto les gusta, y no por ello lo que les guste tiene que ser inmoral o estar mal hecho. Y si es por borracheras las hemos tenido de pasos, de músicas, de coplas, de cuaresma y nos hemos embriagado de los aromas de nuestras semanas santas y de nuestros carnavales...

Y si lo miramos desde esa óptica, todos tenemos ese punto de crápula.. ahora os dareis cuenta de que tan solo os hablo del vicio, de la borrachera o de la embriaguez, y no del libertinaje... por eso empecé diciendo que todos tenemos un poco de crápulas aunque sea tan solo un poco... solo un poco. Y yo reivindico mi derecho a ser un poco crápula... y que no se ofenda ninguno de los que ya lo son, que "haberlos hailos... como las meigas, que haberlas hailas"...

Os dejo la letra del Popurrí de Las Noches de Bohemia, que nos habla de crápulas y libertinos, que después cuando obtienen su libertad, muchos, la gran mayoría no sabemos que hacer con ella... ¡¡¡Y cuanta razón lleva, oiga!!!

Si quieres ver a la vida de frente
escucha, hermano, esto que te digo.
Es la receta del hombre caliente
que bebe siempre del árbol prohibido.
Vívela, vívela… vive la noche y los días
cual si no hubiera más.
Deja crecer tu barba y tu alegría,
y ponle tú la edad.

No importa cuanto se viva si no la manera.
Y no la prestes jamás que se va con cualquiera.
Si a tus dolores los mata la risa
y la miseria te cura el espanto,
ponle tus lágrimas al sol, aprisa,
que nada seca más pronto que un llanto.
Paranu…, paranu…, para nunca verte solo
no dejes de cantar.
Olvida los amores y los odios.
Y vive. Vive ya.

Y hace falta, también, para saber que la vida se ha vivido,
equivocarse de horizonte y de camino,
andar perdido y caer,
sentir el vértigo, la náusea y el hastío,
ver al diablo cara a cara y apretar, muerto de frío,
los huesos contra la pared.

Y hace falta, también, tener fortuna, tener cuna y tener tiempo,
tener el don de ser tú mismo tu arquitecto y el arte de envejecer.
Para que el mundo te vea como un caballero,
que se ha reído del amor y se ha reído del dinero…
Y nadie ha vivido como él.

Y hace falta de vez en cuando apretar sin miedo el gatillo.
Correr de la policía por el placer de ser perseguido.
Darle una hostia al cabrón del jefe, coger la puerta y no volver más.
Colgar las bragas de la Decana en el portón de la Facultad.

Envenenarse hasta perder los cinco sentidos y el alma.
Salir a hombros de un burdel de carretera secundaria.
Robarle a un rico sin miramiento para saber qué es lo que se siente.
Amordazar a un político y pintarle libertad en la frente.


Y libertad para qué, si luego nadie sabe qué hacer con ella.
La libertad es un lujo que muy pocos pueden permitirse.
Como dijo el sabio, es verdad que “hay esclavos por naturaleza”,
porque es el miedo a la libertad lo que impide ser libre.

Y la esperanza en un mundo mejor se convirtió en mi emboscada.
Reventé mi puño y mi canción luchando por lo que creía.
Y miro al mundo. Y miro a mis heridas. Y veo mi sangre derramada…

¡Ya no creo en más revoluciones que en la tuya y en la mía!
En nombre de la autoridad he visto las mayores canalladas.
Y yo que penaba que algún día los gobiernos, por fin, desaparecerían.
Y, pero como los gobiernos no van a desaparecer,
y yo no me pienso joder hasta que no llegue al infierno,
digo lo mismo que Jesús…
“perdónalos porque no saben.”

Que cada cual pague por sus males y cargue con su propia cruz.
Y yo tengo dos que por ahora nunca se cómo disimular:
Cuando me acabo de emborrachar
y cuando el corazón se me enamora.
Y cuando se me enamora
no lo sé disimular.
Y no lo puedo parar.
Maldita sea la hora…

En la guerra como en el amor para que todo acabe
es necesario verse de cerca.
Es un episodio más en la vida del hombre,
pero en la mujer es toda su existencia.

Y si ha nacido del alma,
ese amor se te clava enseguida.
Y si un día, de pronto, se olvida,
te resucita y te mata otra vez,
y nadie puede darse a dos amores en una sola vida.
Por acercarme a sus orillas caí en el abismo de mi desengaño.

El amor hace a los hombres libre,
pero cuando son libres los hace esclavos.
Con ella cada noche era, tremenda la ternura y divino el dolor,
y más seguro y menos peligroso,
hacerle bien la guerra que hacer el amor.

Y el mío nació del alma, como la más terrible aventura.
Y aunque sé que ese amor no se cura.
Su herida siempre me acompañará.
Por eso vivo al calor de los rayos que me da luna.

Yo soy como la luciérnaga
que necesita la noche para brillar y vivir.

...y un vídeo de la previa antes de salir hacía el Gran Teatro de Ladrillos Coloraos... con la magnifica Presentación de esta Gran Comparsa Achirigotada de Cádiz,
de la que también me terminaré enamorando de su letra


Para cantarle al mundo hace falta una voz
que cuando cante se levante y clara suene,
haciendo ruidos de alegría y de dolor.
Tal vez diciendo lo que al mundo le conviene.
Tal vez diciendo lo que no.
En cambio en estos tiempos para cantar aquí,
de corazón y de maneras infinitas,
no necesitas nunca nada que decir:
Bastan las noches de bohemia en la Tacita,
y el mundo entero para mí.
Si la vida es la luna lunera en su cuarto menguante
y las cosas que son pasajeras son poco importantes,
hago así de la vida un placer,
que es hacer lo que dicen que no debo hacer.
Y compruebo que el hombre no sabe
la vida tan bella que deja de lado.
Si la vida es como una aventura,
no hay mayor fortuna que vivirla bien.
Y por eso mi reino no es lo que tengo,
sino lo que hago.
Y por eso, en estos tiempos para cantar aquí,
de corazón y de maneras infinitas,
No necesitas nunca nada que decir:
Bastan las noches de bohemia en La Tacita,
y el mundo entero para mí.
Yo soy como la luciérnaga
que necesita la noche para brillar y vivir.
Y a mi callada manera
saben que soy tan feliz.
Que, de los reyes,
cualquiera se cambiaría por mí.
PRESENTACIÓN
Tfno contacto: 677 222 005
http://www.lacomparsadejuancarlos.com
info@lacomparsadejuancarlos.com

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