Los que se meten bajo la oscuridad del faldon

martes, 1 de diciembre de 2009

Diciembre, días de amargura...


Dice el refrán, y el refranero es sabio, que "días de diciembre son días de amargura... apenas amanece, ya es noche oscura".

Y es verdad, pero en todos los sentidos. Al margen meteorológico de los días, que son inapreciables en cuanto a horas de sol se refiere, los días de diciembre son cuanto menos días ambiguos. En ellos, lo mismo estás tremendamente triste, que lo mismo acusas ferozmente la embriaguez de una felicidad que se palpa en el ambiente. Pero igual que estás en lo alto de la noria, esta gira de pronto y súbitamente te encuentras abajo del tirón. No hay compás ni medida. No hay un porqué, y sí mil motivos. No hay quimeras y las hay todas en una. No hay peor mes que diciembre para los nostálgicos y los creyentes y de la misma manera, no hay mejor mes porque festejamos para ser a finales de año, que contradicción, el comienzo de todo. En el final, el principio. En los últimos estertores del año, un día que aglutina todos los días del siguiente.

Por lo menos para los creyentes es todo lo bueno y mucho de lo malo. Aquellos entre los que me encuentro, que lejos de echar más de menos a sus seres queridos durante el mes de noviembre, muy propicio para ello, nos acordamos más durante estas fechas. Noviembre, mes de todos los santos, mes de los difuntos, mes que huele a tierra mojada y crisantemos. Noviembre de lágrimas y visitas a camposantos. Noviembre de negro y luto de nuestras Virgenes. Noviembre que es un mes para ello. Pues no. Nos acordamos mas en Diciembre.

Todos sabemos que son fechas de derroche, de las que duelen en el bolsillo y no te recuperas hasta bien entrado el año siguiente, pero no duelen en prenda ni en el corazón, como también sabemos que son días de estar siempre en la medida de lo posible con la familia. Esa palabra tan denostada, y que según RAE significa nada más y nada menos que un grupo de personas emparentadas entre si y que viven juntas.

Si nos ajustamos a esta definición, nuestros hijos en cuanto dejan de vivir con sus padres, dejan de ser familia, para formar la suya propia y por lo tanto parecen perder el vinculo de unión que hace tan grande esta palabra. La familia no es eso. La familia es mucho más. La familia para cualquier cristiano, cofrade que se precie, significa ser el seno espiritual donde se fomentan las creencias, las tradiciones y las costumbres.

Nosotros no somos mas que lo que nuestros padres nos dejaron con su legado, el cual a ellos les llego de sus padres y que nosotros debemos, porque tenemos que tener esa obligación moral, de dejar a nuestros hijos, para que estos el día de mañana al formar sus propias familias, continúen dando sentido verdadero a la palabra familia en su mas cercana y primigenia acepción. La familia. La que formaron José, María y Jesús al amparo del amor incondicional de José por María, del amor incondicional de María hacia Dios Todopoderoso, y del eterno e incondicional amor de Jesús por todos los hombres.

La familia son recuerdos, vivencias, motivaciones, risas, lágrimas, abrazos besos y achuchones, querencia eterna e ilimitada por muy mal que algunas veces nos vayan las cosas, por muy lejos que nos lleguen en ocasiones a llevar a la desesperanza. Familia es mil y una cosas, y solo una por la que vivir. Familia es una palabra que hay que vivir intensamente, con pasión, con locura, porque si no, no sirve para nada ni siquiera el nombrarla. ¿¿Quien no sepa de lo que estoy hablando, es que no tiene familia??

En esta fechas entrañables, en las que cada dos por tres las televisiones y los diversos medios de comunicación nos muestran barriguitas infantiles y africanas, donde se posan las moscas de nuestras propias vergüenzas, esas mismas imágenes que no muestran durante el resto del año, o solo lo hacen con cuentagotas, nos encontramos intercalados los anuncios de consumismo delirante en lo que se ha convertido ya no los días previos a la fiesta principal y eje sobre el que gira todo este mes, sino que llevamos unos años que tenemos navidades desde prácticamente terminado el periodo estival. Y yo me pregunto, ¿¿es que esas barriguitas de penurias africanas, solo aparecen en navidades para intimidar nuestras conciencias??... ¿¿no deberían de estar siempre presentes, durante todos los meses??... ¿¿es que el ser humano se ha convertido en un ser tan frío y despreciable, al que hace falta menear la conciencia solamente en estas fechas?? no quiero esta humanidad si es eso en la que se está convirtiendo. Y siempre podemos hacer algo para cambiarlo. Yo quiero recordar otras navidades, lejos del consumismo delirante y totalmente antagónico con lo que debe de significar el mes de diciembre.

Mes de adviento, del color morado, del "adventus Redemptoris, la venida del Redentor", primer periodo del año litúrgico cristiano, que consiste en un tiempo de preparación para el nacimiento del Salvador. Durante estas fechas nos preparamos para celebrar la conmemoración del nacimiento de Jesucristo Redentor, y renovamos la esperanza de la segunda venida de Cristo Jesús, al final de los tiempos de Parusía, cuando el Señor se muestre gloriosamente ante nosotros en el acontecimiento esperado al final de toda esta historia.

Yo las navidades, y será mas bien por la edad que ya va teniendo uno, las recuerdo en su tiempo y hora. Y quiero seguir inculcando a mis hijos ese pensamiento y esa tradición. Las cosas cada cual en su momento. Osea, para mi "las navidades" son los días cercanos y previos al día en que "Nació Jesús", el famosos y conocido veinticinco de diciembre fun, fun, fun. Solamente un detalle asomaba en casa de mis padres durante los primeros días de este mes y sigue siendo tradición ahora en la mía, gracias a Dios. El Belén que se montaba y se monta tradicionalmente para que el día 8 de diciembre ya esté presidiendo el salón de nuestras casas.

Y desde esa fecha no había nada más que retumbara en las calles con aires de navidad, hasta que el lejano y repetitivo soniquete de los niños de San Idelfonso, nos levantaban una mañana fría y gélida como las habituales en Granada para estas fechas, y repartían una ilusión que raras veces nos roza y que ojalá que lo haga algún año de lleno, ¿¿por que no??

No entrabamos de lleno en estas fechas... a partir del tan mal llamado "día internacional de la salud", desde ese día la cosa ya cambiaba. Visitas al centro para ver los belenes navideños, admirar el alumbrado de las calles, compartir unas castañas asadas por la Carrera de la Virgen, llegar a Puerta Real con "la cara congelá" y el moco colgando pero los ojos como platos, intentando abrirlos lo máximo posible para no perder ni un detalle de todo cuanto sucedía a nuestro alrededor.

La luz de la navidad siempre era distinta, era una luz que inundaba nuestros corazones y convertía nuestras casa por unos días en pequeñas atracciones de feria, con sus lucecitas de colores y sus guirnaldas doradas, su belén artesanal, sus cristaleras empañadas por el vaho del calor de la familia y con sus recortes dibujados en papel vegetal pegados en las ventanas, las camas siempre frías y las sabanas de franela, las mantas de "pelusa" y los edredones quien los tuviera, los esquijamas tan socorridos como calientes, los calcetines dobles y los mocos o las velas como se suele decir en Andalucía siempre en el mismo sitio.

Esas navidades que recuerdo de pequeño, no volverán, como nada vuelve porque todo avanza imparable como tan solo sabe hacer el tiempo. Y ese maldito reloj que nos regala segundos indescriptibles y horas de eterna amargura. Y no serán iguales jamás, porque nos faltan seres queridos. Y por eso son días ambiguos. Días que mezclan la alegría del nacimiento del Divino Niño Jesús, y la profunda tristeza de no poder celebrarlo con quien si lo hacías de pequeño.

Y por eso son días de tremenda amargura... porque apenas amanece, ya es noche oscura. Pero no solamente en lo meteorológico, sino que es noche oscura en nuestros corazones, un día tras otro, solo salvados por la tremenda alegría de saber que Dios se ha reinventado a si mismo y reencarnado en maría Siempre Virgen e Inmaculada a puesto sus Benditos pies sobre la Tierra.

Un año más... el milagro de la Natividad de Nuestro Señor, y un año más, los que seguimos perdiendo toda la humanidad, intentando comprender lo que es tan fácil como sencillo... Amaros los unos a los Otros, porque en verdad no hay más...

Y mientras estemos "vivos" los vivos, nunca perecerán nuestros recuerdos hacia nuestros seres queridos y "amados"... seguirán siendo días ambiguos todos los del calendario que marcamos durante el mes de diciembre. Y serán días de felicidad y de tristeza. Y serán días para el recuerdo y la añoranza. Y serán días de paz y melancolía. Y serán días que según amanezca nos parezcan ya noche oscura, cerrada y fría... diciembre, días de amargura... bendita tristeza por lo vivido, y bendita alegría por lo que nos queda por vivir.

Feliz mes de diciembre a todos, Salud que no falte y no solo el día veintidós. Y cuando llegue la Natividad de Nuestro Señor, acordarse de la Familia... una que es Sagrada y que para nosotros significa mucho mas que lo que pueda decir el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua... por los siglos de los siglos, Amén.

Y de todos los recuerdos que guardo de estas fechas, ninguno como la silueta de mi abuela al despertar de una mañana fría. Llegaba siempre al alba, aun cuando estábamos dormidos mis hermanos y yo en casa, y como por arte de magia, al final del pasillo y con una tenue luz encendida, aparecía como en sueños el perfil de la abuela sentada en una silla, esperando el despertar de sus nietos...

Besos y cestos llenos de chirimoyos propios de la tierra que la vio envejecer a paso lento, siempre de frente, su querida Almuñecar. Nunca una imagen se grabó en mi memoria como esa. Nunca espero que se me vaya del cajón de los recuerdos, y a pesar de que el próximo día 8 de diciembre haga ya años que no estás a mi lado, te llevo tan dentro de mi que jamás estuviste mas cerca. Te quiero abuela, y por eso estas fechas no me gustan como debiesen de hacerlo. Siendo cristiano, a veces se me atraganta el mes de diciembre de lleno.

Tú te nos fuiste en diciembre, y también mis abuelos maternos, Ricardo (el Papi) y Matilde (la Mami), todos en este entrañable mes de diciembre... ¿¿es que no tenia mas fechas el calendario de los desaciertos??... ¿¿tuvo que ser siempre en diciembre??... a veces me digo para mis adentros, "maldita navidad"... pero después pienso en mis hijos y que culpa tienen ellos y tenemos los demás de los avatares y devenires de la propia vida. Si esa fue la voluntad del Señor, nadie soy para ponerme en contra.

Pero Señor, déjame que me queje de vez en cuando... al menos eso me reafirmará en mi condición humana, que a fin de cuentas es lo que soy. Un pobre y misero humano más, en esta sociedad que después de mas de dos mil años, creo que no ha entendido nada de nada...

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