A los pies del Señor... siempre arrodillado ante Tí.
Con la cabeza gacha e intentando una y otra vez mantener tu mirada.
¡¡Que trabajo cuesta, Rescate de mi alma!!...
A los pies del Señor... siempre a lo que Tú mandes.
¡¡Que trabajo cuesta, decirte que no!!...
A los pies del Señor... se unirán los míos siempre que El me lo permita, la próxima Semana Santa. ¡¡Que ganas tengo Señor, de alumbrar tu camino de sangre y pasión!!
A los pies del Señor... pero de manera distinta. Antes sobre los pies y la cerviz.
Ahora sobre los pies descalzos y fríos, y bajo el capillo...
¡¡Que distinto será todo, aunque siempre quedará el pellizco del sonido grave del llamador a lo lejos!!
A los pies del Señor... siempre a lo que Tú mandes.
¡¡Que trabajo cuesta, decirte que no y aguantarte la mirada!!
Ya queda un Lunes menos, ya falta menos Señor de la Magdalena...
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