Antología del poeta Manuel Benítez Carrasco. El pasado lunes día 23 de noviembre, osea ayer a las 20.30 horas y en el salón de plenos del Ayuntamiento de Granada, se presentó la obra cuya recopilación ha sido trazada por Dña. María Isabel Morcillo Esteban y D. Rafael Delgado Calvo-Flores, este último, biógrafo del escritor. El libro esta ilustrado por Luis Díaz de la Guardia.
Con este trabajo se pretende recordar al poeta en el X aniversario de su muerte. Se trata pues de un libro de poemas, donde los puntos de vista del autor granadino y su modo de desarrollarlos son poéticos, nunca científicos. Es también simultáneamente una fuente de filosofía y normas para vivir la vida, porque Manuel Benítez no sólo componía bellas poesías, sino que trataba de enseñar algo con cada verso, de manera fundamental la fe en Dios, la confianza en los hombres y una forma de vivir en paz con todo el mundo, con la naturaleza y con Dios.
En la introducción del libro nos recuerdan, que no debemos de olvidar que Benítez Carrasco fue hijo de un carpintero y que pasó su infancia entre virutas y maderas, lo que seguramente le infundió junto "carita de pan casero", un extraordinario amor por todos los seres vivos y de manera especial por las plantas y los arboles desde aquellas inolvidables y tantas veces repetidas "tres acacias en el aire", de su Placeta del Salvador.
Este volumen se estructura en tres partes: los primeros poemas desde "Castillo de Dios", un auto-sacramental escrito nada menos que en 1945, hasta sus composiciones de entre 1957 y 1997 y para terminar, los versos creados de 200 a 2002, de publicación póstuma. El titulo de este libro se debe a una poesía en la que Benítez Carrasco se describe a si mismo, comparandose con árboles, como acacia en la niñez, álamo en su juventud, a veces ciprés y ya entrado en años, olivo.
Todo ello formando parte de un texto en prosa, "El Árbol" de 1969, en el que Don Manuel proclama su amor en este campo. Benítez Carrasco llega, y en esta publicación se recoge, a componer una oración a través de los árboles.
"Dame por tanto, Señor,
la mansedumbre del árbol
y la entereza del árbol
y la caridad del árbol
y ese silencio del árbol
tan lleno luego de frutos."
El libro, en resumen, nos acerca un poco más a la obra de Manuel Benítez Carrasco, y sobre todo, a su forma de sentir tanto la poesía como la misma vida. Como la que quiso vivir Don Manuel, que no fue ni mucho menos un poeta al uso de los actuales, que sólo se dedican a escribir libros de poesía y dar conferencias, sino un "poeta de cartel", que se ganaba la vida recitando sus poemas en teatros y clubes de lujos. De garganta inquieta y hondo pellizco.
En definitiva, un poeta de recital profundo y pausadas maneras. Un granadino de los pies a la cabeza, y que fuera nombrado Hijo Predilecto de la Ciudad de Granada en 1998, en Sevilla una importante avenida en la barriada de la Oliva y en Granada un pequeña plaza en el Barrio del Zaidin.
Creo que no somos nunca, lo verdaderamente justos con nuestros granadinos ilustres. Nadie, dicen, es profeta en su tierra, ni siquiera Moises lo fué, que tuvo que marchar de el Egipto que lo vió nacer, pelear con becerros de oro y dejar pasar las de "geremías" a su pueblo, vagando por el desierto...
Lo dicho, un recuerdo al menos desde este blog, para este poeta ilustre y Granadino...
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