Este mes es especial. En septiembre hasta el cielo es distinto aunque no distante. Todas las miradas están puestas en una carrera que su propio nombre anuncia una virginidad inmaculada e impoluta. Todas las peticiones se agolpan día tras día en nuestra cabeza y hasta algunas se apuntan en papel para que no se nos olviden, hasta que se lancen las mismas al viento del ultimo domingo del mes que nos ocupa. Septiembre granadino. Septiembre Patronal. Septiembre Mariano y Capitalino. Septiembre inmenso.
Por eso, hoy me acorde de la multitud de veces que he paseado a una Señora que reparte Salud por esa carrera que es tuya y que tu haces nuestra. Por eso hoy recordé cuantas veces he pasado en tardes de miércoles y jueves santos y me he encontrado tu puerta cerrada. Por eso recuerdo todas las veces que he podido pasar y al no poder pararme por ir en coche, nunca falta santiguarse o persignarse. Y las veces que estas abierta y entro a rezarte. Y cuantas tardes me he asomado a tu patio para ver a un cristo crucificado que a mi personalmente "me quita to el sentio"... cristo chico del patio, cuantas cosas sabemos ambos que no sabe mas nadie...
Por eso hoy me acorde, de que en la salida extraordinaria de María Santísima de la Salud, Tú, Madre de todos los granadinos mandaste abrir las puertas de tu Basílica para que te dejaran ver a la Virgen del Palio azul salesiano, aun siendo la misma madre y el mismo dolor el compartido. Esa madre zaidinera que llevabas deseando de ver, cada vez que el ruido de tambores destemplados se acercaba a la carrera, pero tus puertas cerradas no te dejaban acceder visualmente a lo que pasaba por delante de tu misma casa.
Tu con el redentor en el regazo... ella con el redentor aun muerto y clavado en el madero... a fin de cuentas, el mismo dolor y la misma carita de pena de cuantas madres sufren por la muerte de un hijo suyo.
Aquí te dejo el momento, el mismo que ustedes siendo la misma me regalaron pegaito al respiradero izquierdo de un paso de palio del que siempre guardare muy buenos recuerdos, muy buenas tardes de inmensas chicotás y un regusto de que todo siempre puede ser mejor, aunque pocos lo quieran aceptar y ver.
Gracias por el regalo de abrirnos las puertas Santa Madre y Virgen de las Angustias... porque abriendoselas a la Salud, nos las abristes a todos los hermanos de una hermandad zaidinera. Y en especial a este que te escribe y se acuerda de ti esta tarde de septiembre.
Gloria siempre a la Virgen de las Angustias. Gloria siempre a mi palio Azul, y gracias, siempre gracias a Ti, Madre. Angustias y Salud... que bonito para una marcha...