Los que se meten bajo la oscuridad del faldon

jueves, 20 de marzo de 2014

Algo más...

Algo más...

A veces, no nos damos cuenta de que con ciertas actitudes que tomamos o simplemente damos a entender, lo único que hacemos, es echarnos tierra a nosotros mismos encima. Escupir "parriba", y dejarnos que nos salpique a nosotros mismos, y a todos cuantos tengamos alrededor. Kilos y kilos de tierra, que gustosamente al parecer nos echamos por lo alto, y que terminan tapando muchas otras cosas, que seguramente y en el fondo, son siempre las verdaderamente importantes. Y metámonos todos...

Ahora, que de un tiempo (bastante ya) y a esta parte está tan de moda el hablar de la técnica del costalero y de su "afición", esa rarísima afición por coger todos los kilos posibles con "tó sus jierros y maeras", como meros "cargaores" aficionados a las mudanzas y al transporte de objetos, sea cual sea su valor o significado, total... solo son "kilos"... un porte más que dar... un salir con amigos que comparten la misma afición por los costales, sean cuales sean sus hechuras, formas y colores...

Lo primero, hablar de la técnica, perfeccionarla, implantarla en los ensayos, hacerla ver a los compañeros de trabajadera, practicarla y sacarle el mayor partido posible, es un tema que me parece del todo coherente y que nunca viene mal, pues está claro que todo evoluciona, y en el ámbito costalero no iba a ser de otra manera. Se han cambiado las hechuras de los andares, las formas de carga, la impronta de las cofradías (algunas), y se han modificado las maneras de querer todo este mundillo... y es lógico que todo cambio implique un aprendizaje y sobre todo "un querer aprender"... y un más "querer enseñar"... ojo, quien pueda enseñar y sepa, que no siempre se dan ambas circunstancias. Hay ya mucho que lo ha aprendido todo, y también y por qué no decirlo, mucho que o no tuvo nunca nada que enseñar a los demás, o no lo dejaron si lo tuvo, que también puede ser... 

Pero si todo lo dejamos en la técnica y en la afición, estaremos faltando a la verdad... y la verdad es siempre lo que va arriba, y lo que llevamos en el corazón, arañándonos el alma mucho antes que el cuello... y es cuando llega aquí el tema, cuando también hay que saber pararse a tiempo, reflexionar y sacar conclusiones de todo cuanto nos rodea en el ambiente del martillo y de la trabajadera... 

¿Por qué nos metemos debajo de los pasos?... ¿cual es su fin?... ¿por qué lo hacemos?...

Unos tendrán su propia y valiente contestación, y muchos otros las suyas... yo no vengo a sentar cátedra, ni lo pretendo. Ni tan siquiera os voy a contestar personalmente y por aquí a esas tres preguntas... que va, para eso os dejo a vosotros mismos todo el tiempo del mundo, para que os miréis "padentro", con los mismos ojos de la primera vez con que os acercasteis de verdad a vuestro Cristo, a su Amantísima Madre, o al mismo Dios Sacramentado y Verbo de Dios encarnado... 

Tan solo os voy a dejar con una imagen, que nos debería de hacer reflexionar a todo aquel que ha sido engullido alguna vez bajo la oscuridad del faldón... y aún no sabe muy bien, el porqué está bajo las trabajaderas de "jierros y maeras"....

Y es que ser costalero, es algo más que cargar kilos y parihuelas... algo más...


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Foto cedida por Victor Ovies, de su web www.granadaphoto.com

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