Los que se meten bajo la oscuridad del faldon

jueves, 13 de mayo de 2010

Casualidades de la vida... el Granada y el Barcelona

Dicen algunos que las casualidades existen o ahí están. Tan solo hace falta creer en ellas... yo no es que crea mucho, siempre opine que las cosas pasan porque simplemente tiene que pasar, y a este caso me remito. Juzguen ustedes si es casualidad o no...
Yo siempre he sido un fiel seguidor de mi equipo, y no es otro que el histórico Granada Club de Fútbol. El por que, no lo se... pero fue así desde siempre. Mucha culpa, por supuesto la tiene mi padre. Con el aprendí a ver un partido de fútbol y a sentir unos colores. Con el y de su mano recorrí las calles ondeando banderas rojiblancas al amparo de tardes de domingo. Pero quiero hoy recordar y dedicar esta entrada a la persona que me enseño a respetar y amar profundamente estos colores.

El día se levantaba con otro aroma distinto, desayunábamos a prisa mientras alguno de mis hermanos o yo mismo, bajábamos al portal para recoger del buzón el periódico Ideal, al cual estaba mi padre suscrito y no era para menos, ya que se ha dejado en el mas de dos tercios de su vida trabajando. Mientras el ojeaba el diario, yo esperaba pacientemente y mientras me tomaba el colacao, a que terminara de leerlo. El fin, solo recortar el trozo de periódico, donde venían los anuncios que después por la tarde veríamos en el marcador del Estadio de los Cármenes. En el y de forma encriptada a través de la publicidad se escondían los partidos de Primera División.

Misa en Los Salesianos y seguro y como otros muchos domingos, salíamos a comer fuera de casa. Pero hoy había partido, partido del Granada. Así que la sobremesa era rápida y pasaba lenta. Llegábamos a casa y bufanda, camiseta y alguna bandera que otra eran nuestras armas para asistir al campo de batalla. Dejábamos atrás el populoso barrio del Zaidin, para adentrarnos Camino de Ronda hacia arriba, buscando Villarejo para enlazar con Constitución. Y buscábamos como buenamente podíamos algún aparcamiento cerca de la Estación de trenes...

Ya serian mas de las tres y media de la tarde, cuando nos disponíamos a coger Doctor Oloriz en dirección hacia arriba. Ondeaban banderas y mi Hermano Carlos y yo, hacíamos tanto de lo mismo, pues como dos críos que eramos nos dejábamos llevar pronto y por cualquiera que lanzara un grito de animo al viento.

Parada para el café de rigor en el Bar Ramirez, justo al lado de la puerta antigua del Hospital Clínico y en frente de nuestra Monumental Plaza de Toros... aromas de recuerdos y manoletinas, arena y sangre, también de la mano de mi padre y de mi Abuelo Ricardo, que seguro que habrá echado ya mas de un ratito de tertulia con Frascuelo o su Antonio Chenel Albadalejo, Antoñete. Pero de temas de bufios al amparo de las tablas, ya hablaremos otro dia, pues soy un ferviente seguidor de nuestra fiesta, pero no entiendo un carajo... solo se lo que me gusta y lo que no... y de eso también tiene buena culpa mi padre.

Dejábamos atrás el Ramirez y nos disponíamos a entrar al campo. Aquello era un hervir de gentes aglomeradas en la puerta de preferencia, por donde a través de la tapia del fondo de la Cárcel, los presos nos decían de todo, y los carnet de socio volaban para que el granadino de turno se colara por el gañote... vamos, lo de toda la vida... y que aun sigue pasando. ¿¿Quien no tiene un primo, un amigo, un vecino o un colega que te cuela y te pasa por donde los demás no podemos hacerlo??.. Y sálvese el que pueda, jajajaja...


Ya dentro del campo y una vez encontrados nuestros asientos, nos hacíamos fuertes en nuestra plaza. Castillo medieval de acorazados corazones rojiblancos, banderas ondeando al viento, gritos de Granada, Granada, Granada... las palmas y los aplausos de toda la vida, al compás malafolla de esta nuestra ciudad. Estábamos en Segunda División y el fútbol se vivía con una intensidad tal, que solo recordarla se te ponen los bellos de punta. Aquella Tribuna, tan señorial como siempre, que lo mismo aplaudían a los gladiadores rojiblancos que se partían el pecho, y que cuando se lo partían los luchadores venidos de otras tierras o condados, lanzaban sus almohadillas al aire en señal de protesta hacia su equipo. Como toda la vida. Esos fondos que no dejaban de meter presión al portero visitante.

Y esa preferente, como entendía de fútbol y cuantas anécdotas vivimos mi hermano y este que os escribe esta mañana, siempre al amparo y al cobijo de nuestro padre. Por eso y por muchas cosas mas, yo soy del Granada, del Granada Club de Fútbol. Porque nunca hubo otro equipo en la capital del reino rojiblanco. Y que la afición granadinista este tranquila, porque aquellas tardes de fútbol volverán, y ojala que sea muy pronto.

Y empezaba esta entrada hablando de las casualidades. A mi me gusta el buen fútbol, me considero un ferviente seguidor y un buen amante del balompie, desde siempre. Me he tragado y me trago todo lo visto y por haber de partidos, algunos de ellos infumables. Jugué desde siempre y desde chico a intentar darle patadas a un esferico. Pero me considero un amante del fútbol que realiza un equipo del que dicen que es polaco y de fuera de nuestras fronteras andaluzas. Fútbol total, mas concretamente el fútbol de ataque, toque y precisión... vamos que soy seguidor blaugrana, del Barça para que nos entedamos... desde chiquetito que mi abuela Adoración me comprara una equipación donde en una misma caja te venían la camiseta, el pantalón, y las medias...

Y todo esto tiene una explicación, que yo ahora y con los años achaco a las casualidades de la vida... y os lo explico. Yo vine al mundo en el año 1973. En esa temporada, el Granada de mis amores hizo su mejor campaña, quedando en sexta posición de la Primera División del fútbol español. Osea, que se hubiese clasificado para la copa que gano ayer el Atletico de Madrid, equipo por el que siento verdadera simpatía. Pues bien, en ese año glorioso de la temporada 1973-1974 vino a España, concretamente a Barcelona uno de los mejores jugadores y entrenadores de toda la historia blaugrana. Johan Cruyff... y debuto el 28 de octubre de 1973... ¿¿contra quien??... pues contra el Granada, carajo... ainsss las cosas de la vida...

¿¿Como no iba a ser yo del Granada y que me gustara el Barcelona??... creo que todo esto estaba mas que cantado... ahora juzguen ustedes si no es una casualidad... yo lo dejo en el aire, pero como mínimo es una coincidencia graciosa.

Eso si, donde se pone el Granada Club de Fútbol, ni Barça ni leches.... Rojiblanco hasta que me muera, gracias a mi padre... y que a mi me dio por estos colores que este año espero que me quiten todas las penas.. Vamos mi Granada.... Vamos Campeón... Vamos Papa, a ver si nos quitamos de una puñetera vez, el mal sabor de boca que nos dejara aquel maldito partido contra el Murcia, donde mi hijo y tu nieto, se marcho llorando del estadio... esta entrada te la dedico a ti, que te vi mu flamenco el otro dia en el campo, vestido con los colores que se que amas tanto o mas que yo.... VIVA EL HISTORICO GRANADA CLUB DE FUTBOL

Pd: Esta entrada se la dedico a "mi padre", y solo a el, porque ahora y con el paso de los años, yo me veo reflejado en mi padre al igual que en mis hijos veo el reflejo de mis pasos y mis sombras junto a las de mi hermano... hace ya mas de treinta años... Temporadas en Segunda División 1976 al 1981... siempre en mi memoria y en mi corazón.

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Foto cedida por Victor Ovies, de su web www.granadaphoto.com

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