22 de enero de 1996, ya han pasado 14 años... el buscado, el querido, el ansiado de nombre Jesús llegaba a nuestras vidas, y ponia la nota discordante pero armoniosa a la vez en nuesta casa. Algo nos faltaba y tenías que ser tú. Mi pequeño del alma, como cantaba la pantoja... y mi pequeño serás para el resto de mis días.
Hoy un chaval de aspecto desaliñado, pelito largo y complexión delgada cumple catorce años. Ni uno más, y ni uno menos... y sabes que con el que te has criado, jugado, reído y llorado, ese es el que te quiere mas que todos nosotros juntos... hay que ver como pasan los años, y con to lo que te he querido y me queda por quererte, no he redimido aun el pecado de vivir para tenerte, y haberte visto y besado... y eso no lo cambiaré por nada en este mundo. Y le doy gracias a Dios todos los días por verte comer a medio día junto a mi, siempre a mi lado por muchas mesas que compartamos, o por ver tu rubia melena al viento mientras se aleja todas las mañanas para el colegio. Y como no, adoró el momento de verla venir de frente a la salida del mismo.
Siento nada más una cosa, que te estás haciendo mayor y que siempre queda el regusto amargo de haber perdido mucho tiempo, en esta miserable sociedad en la que estamos más pendientes de nuestros trabajos y de nuestros problemas, que de estar pendientes de vosotros, nuestros hijos... y que siempre nos queda a los padres la sensación de que al menos un minuto más si pudiésemos haber pasado contigo en estos 14 años...
Te prometo y te aseguro que así será, que siempre intentaré pasar ese minuto más contigo del que tengo la horrible sensación de estar perdiéndolo todos los días. Pero no por nada, si no simplemente por mi. Que me siento el hombre mas feliz de la tierra, cada vez que te miro y me veo reflejado en ti.
Cumplirás más, y muchos de ellos espero no verlos... porque es es el pacto que siempre firme y que sigo firmando a día de hoy. No quiera Dios que te vea sufrir, ni quiera Dios que te pase nunca nada mientras tu padre esté en este mundo... y hoy solo le pido eso. Renovar el pacto que antaño, hace catorce años le pidiera y que cada 22 de enero suelo rubricar de nuevo... así que solo desearte larga vida, mi pequeño Jesús... y que tu melena siempre al viento me siga trayendo alegrías y abrazos, lagrimas y pucheros, vida y sonrisas... como la que siempre tienes dibujada en tu cara, pase lo que pase...
Felicidades mi vida... y que cumplas muchos más... y solo decirte que te quiero, porque siempre te quise aun sin haberte conocido, y ahora que te conozco mi amor por ti será siempre inmortal...
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