No podía ser de otra manera. Madre y Dueña de los jardines alhambreños. Los surtidores de agua salpican con una fuerza inusitada cuando Tú sales a pasear tu Divina presencia en tardes de sábados santos y atardeceres primaverales granadinos.
A mi, como no podía ser de otra manera siempre se me coge un pellizco en el alma cada vez que te veo, da igual que sea en fotografía, da igual que sea en la calle, y da igual que sea en mis sueños aun estando despierto. Siempre formaras parte de mi vida.
Te tuve un día en frente, la iglesia en silencio, la gente atenta a todo cuando allí se decía, todos familia y amigos. una buena tarde de enero. Frío enero pero calientes los corazones. Como te podía yo echar en el olvido, por mucho que pasen los siglos, si me casé delante de la Reina que es envidia de surtidores y arrayanes. De torres mozarabes y almenas rojizas. Envidia del maligno y bendición para la humanidad.
Que realeza en su porte y en su talle. En su misterio eterno. En sus manos tocándose aun caliente la de su hijo. Que belleza Madre alhambreña, Reina del Sábado Santo Granatensis.
Salve, Santa María de la Alhambra. Siempre en mi corazón, Aunque pasen los siglos...
A mi, como no podía ser de otra manera siempre se me coge un pellizco en el alma cada vez que te veo, da igual que sea en fotografía, da igual que sea en la calle, y da igual que sea en mis sueños aun estando despierto. Siempre formaras parte de mi vida.
Te tuve un día en frente, la iglesia en silencio, la gente atenta a todo cuando allí se decía, todos familia y amigos. una buena tarde de enero. Frío enero pero calientes los corazones. Como te podía yo echar en el olvido, por mucho que pasen los siglos, si me casé delante de la Reina que es envidia de surtidores y arrayanes. De torres mozarabes y almenas rojizas. Envidia del maligno y bendición para la humanidad.
Salve, Santa María de la Alhambra. Siempre en mi corazón, Aunque pasen los siglos...
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