Gran ensayo de la Santa Cena...

Pido por favor, que mientras leéis está entrada, y disfrutáis de las fotografías, pulséis el enlace de esta marcha... porque creo que es la música que le pega al Señor... y ya vais bajando, al compás de los sones cigarreros, dedicados al Señor de la Santa Cena...

Gran ensayo de la cuadrilla de Hermanos Costaleros de la Santa Cena Sacramental. Grandes chicotás, grandes voces debajo del Señor. Grandes sensaciones. Grandes costaleros. Y grandes los pellizcos en cada talón que se clava en el suelo, en esas salidas poderosas buscando el andar poderoso y de frente, en cada costero largo y a cada pasito, en cada izquierdo y en cada falso lirio, en cada tres y dos que se nos va la Cena, en ese andandini que al Señor le gusta, y en cada gota de sudor que nos hemos dejado esta tarde bajo los palos de esa bendita ya parihuela. Pero esto ya se acabó. Ha sido muy corto, y la espera muy larga Señor, quizás demasiado larga. Aquí te sientes costalero si o sí.... así que solo me queda dar las gracias a todos y cada uno de los que han hecho posible que yo pueda haber accedido a la cuadrilla. 

Y como no, las gracias siempre y de corazón, a quienes me han llevado de una manera u de otra hacia Tí, y de los que no me olvido, porque también me hicieron sentirme costalero durante todos estos años atrás. Personas de las que obtuve su confianza para ser su voz bajo el paso. Gracias Manué Lasala, y gracias también a Luis Carlos Oriol. Sin ustedes hubiese perdido mucha chispa durante estos años que he pasado bajo el paso de palio más romántico de la semana mayor de Granada. Seguramente eso fue un paso más en mi andar costalero, para afianzarme con el mundo del costal, y paso previo y quizás obligado, para llegar a esta grandísima cuadrilla de la Santa Cena con las mínimas garantías, que me harán si cabe, disfrutar más de ella y como no de El, el próximo Domingo de Ramos. Las voces de Manué y Luis Carlos ya no resonaran este año al frente de ese palio bendito y maravilloso, que se pone en la Carrera del Darro, cuando la tarde cae lentamente para vestir como cada año el bajo albaicin de plata. Pero puedo asegurar, que cada vez que escuche el martillo de la Santa Cena, un pellizco hondo y sentido, me hará escuchar sin duda, y en la distancia, el crujir de la plata del paso de palio de las Maravillas.

Aquí ya solo nos queda la mudá, el próximo domingo a las cinco de la tarde. Hora torera donde las haya... que poquito quea, Señor... que poquito quea... y gracias infinitas por haberme llevado el mundo costalero, para ser de Ti... la Victoria este año será ser de Ti, Señor de la Cena... y el misterio de los misterios, es como se llega a los sitios, de las formas más insospechadas y de las maneras que menos uno se espera...